Al inicio del siglo IV Basilio fue
nombrado Obispo de Amasea, y participó en el año 312 en el concilio de Ancira y
en el 315 en el de Neocesarea.
La leyenda cuenta que Basilio brindó refugio a una joven cristiana de nombre Glafira, quien era sirvienta de la mujer del emperador Licinio, y que era acosada por aquel.
El emperador al enterarse de la intervención de Basilio, lo hizo arrestar y lo condenó a ser llevado a Nicomedia para allí ser muerto por decapitación.
En el viaje Basilio cayó al mar, muriendo ahogado, la misma leyenda dorada cuenta que Sinopo, uno de sus discípulos fue guiado por un ángel para que pueda encontrar el cuerpo y así darle cristiana sepultura.
Lo que sabemos con certeza es que murió entre los años 319 y 322 durante la persecución a los cristiano emprendida por el emperador Licinio.
La leyenda cuenta que Basilio brindó refugio a una joven cristiana de nombre Glafira, quien era sirvienta de la mujer del emperador Licinio, y que era acosada por aquel.
El emperador al enterarse de la intervención de Basilio, lo hizo arrestar y lo condenó a ser llevado a Nicomedia para allí ser muerto por decapitación.
En el viaje Basilio cayó al mar, muriendo ahogado, la misma leyenda dorada cuenta que Sinopo, uno de sus discípulos fue guiado por un ángel para que pueda encontrar el cuerpo y así darle cristiana sepultura.
Lo que sabemos con certeza es que murió entre los años 319 y 322 durante la persecución a los cristiano emprendida por el emperador Licinio.
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