TODOS LOS SANTOS

viernes, 22 de enero de 2016

BEATA LAURA VICUÑA

























“Laurita Vicuña”, su vida a Dios, con tal de 
que la mamá abandone la vida en pecado.

Laura Vicuña fue una jovencita que se encontró 
con Jesús cuando era alumna de las Hijas 
de María Auxiliadora. Ella siendo niña 
 comprometió su vida hasta ofrecerla totalmente 
por el bien de su mama, a quien amaba mucho.
LAURA VICUÑA PINO, nació un 5 de abril de
 1891, en Santiago de Chile, 
el 5 de abril de 1891 y murió en Argentina
 el 22 de enero de 1904, 
a la edad de sólo 13 años. El Papa Juan Pablo II
 la beatificó el 3 de septiembre de 1988.
Ella fue hija de don José Domingo Vicuña, 
quien pertenecía a una familia 
de cierto poder económico y por esa razón
 formaba parte de la auto-llamada
clase alta chilena de la época, esto 
le hacía tener gran influencia política y alto 
nivel social. Sin embargo su madre, 
 Doña Mercedes del Pino era de una familia 
de escasos recursos y considerada por este
 motivo de clase baja. Esta diferencia 
social creada por los hombres de aquella época, 
hacía que no eran bien aceptados 
esto matrimonios que provenían de
 distintos sectores económicos o distintas clases 
sociales. Este absurdo,  mantenía en
 conflicto a la familia de Laurita, y en esa vida de
 tensión se desarrolló sus primeros años de infancia.
Chile sufría en aquel tiempo conflictos 
políticos por distintas  ambiciones de poder y 
tuvo una guerra civil que le provoco 
dificultades a las familias influyentes como la del 
padre de Laurita, entonces huyen 
de Santiago a 700 kilómetros al sur, región de la 
Araucana de Temuco. Ya por aquel
 tiempo tenía una hermana llamada Amanda. Don José, 
padre de Laura, abstraído en el des
aliento y la desesperación muere. Laurita en ese instante 
es una pequeña de poco más de dos años.  
En esta situación, su madre las lleva junto
 a su hermana a vivir a Argentina. En este país,
 doña mercedes abrumada y desolada 
por su situación, acepta convivir con 
un ganadero llamado Manuel Mora.
En 1900 Laura es internada en el 
colegio de las Hermanas Salesianas de 
María Auxiliadora en el colegio 
de Junín de los Andes  de Argentina. Allí, 
en clase de religión, su profesora
 comenta sobre el pecado en que viven
 las parejas de unión libre y sin matrimonio, 
y entiende que esta forma 
de vida no es agradable a Dios.
Laurita comprende entonces que
 su madre vive una situación grave al convivir 
con un hombre, esto le afecta mucho, 
ya que ama intensamente a su mama 
y le hace sufrir pensar en el  peligro 
de condenación eterna.
Laurita, ya es consciente del amor a Dios, 
entonces le ofrece su vida
 a fin de que su mamá abandone a ese hombre 
con el cual vive en pecado, 
esto se lo hace saber a su confesor, 
el Padre Crestanello, salesiano 
quien le explica:
 "Mira que eso es muy serio. 
Dios puede aceptarte tu propuesta 
y te puede llegar la muerte muy pronto". 
Sin embargo Laurita 
está resuelta a salvar el alma de 
la mamá a cualquier costo, y ofrece su vida al Señor, 
en inmolación para salvar el alma de la propia madre.
En su vida escolar se destaca por ser
 un joven afable y gana admiración de sus 
compañeras, su amabilidad y carácter
 servicial la hacen ser una gran compañera, 
del mismo modo  las superioras se 
quedan asombradas de su obediencia. Laurita 
muestra que siente un gran amor por 
Jesús Sacramentado y por María Auxiliadora.
 Así es como el día de su primera 
comunión ofrece su vida en sacrificio a Jesús, 
y al ser admitida como "Hija de María", 
consagra su pureza a la santísima Virgen María.
Laura, ante el conviviente de su madre, 
pasa por momento de gran sufrimiento, 
ya que no se deja abusar por él, quien la
 trata brutalmente con bofetadas y azotes, 
los que prefiere ante cualquier situación indigna.
En cierta ocasión sucedió una gran 
inundación que invadió la escuela, Laurita
 no escatima esfuerzos en colaborar
 en salvar de esta grave situación a la más 
pequeñitas de la escuela y luego de 
permanecer muchas horas en una
 noche en el agua, 
sufre una dolorosa enfermedad en 
los riñones, sufrimiento que acepta 
como el sacrificio
 que le ofreció a Dios por salvar el alma 
de su mamá. Luego de este suceso, 
Laurita se debilita con gran deterioro para su salud.
Junto con su padecimiento, recibe 
noticias que no sería aceptada  
como religiosa como consecuencia
 de la vida en concubinato de su madre, 
cuestión que a ella no le cabe ninguna
 responsabilidad. Esta discriminación ilógica 
le agrava su tormento, y no deja de ora
r por ello. Así es como ella se agrava y 
cae en cama con dolores intensos. La vida
 de Laura se está apagando, pero en su
 corazón está encendido su amor y dice: 
"Señor: que yo sufre todo lo que a Ti te parezca bien,
 pero que mi madre se convierta y se salve".
Estando Laurita en agonía, ella le hace 
saber a su madre: "Mamá, 
desde hace dos años ofrecí mi vida a Dios 
en sacrificio para obtener que tú no vivas más 
en unión libre.
 Que te separes de ese hombre y vivas
 santamente". Mamá:
 ¿antes de morir tendré la alegría de
 que te arrepientas, y le pidas perdón a Dios 
y empieces a vivir santamente?, 
entonces su madre le expresa: "¡Ay hija mía! 
Exclama doña Mercedes llorando,
 ¿entonces yo soy la causa de tu enfermedad
 y de tu muerte? Pobre de mí ¡Oh
 Laurita, qué amor tan grande has
 tenido hacia mí! 
Te lo juro ahora mismo. Desde
 hoy ya nunca volveré a vivir 
con ese hombre. 
Dios es testigo de mi promesa. 
Estoy arrepentida. Desde hoy cambiará mi vida".
Laurita llama a su Confesor y le dice: 
"Padre, mi mamá promete solemnemente a 
Dios abandonar desde hoy mismo 
a aquel hombre". Entonces mama e hija se 
abrazan llorando. A Partir de ese instante 
el rostro de Laurita es más sereno y alegre. 
Ella siente que ya nada le retiene en esta
 vida terrenal. La Divina Misericordia ha triunfado,
 su madre amada ha cambiado y su misión 
en esta vida se ve cumplida, de este modo,
 Laurita abraza y besa incansablemente el 
crucifijo orando junto a una amiga 
que permanece junto a ella en su lecho 
agonizante le dice: ¡Que contenta 
se siente el alma a la hora de la muerte, 
cuando se ama a Jesucristo y a María Santísima!.
 Así, de este modo, una imagen que está
 frente a su cama y exclama: "Gracias Jesús, 
gracias María".
Dios la llama a la vida eterna, luego de recibir 
la unción de los enfermos y su última comunión.
 Laura Vicuña muere en la Paz de Cristo,
 amándole intensamente el  22 de enero de 1904, 
cuando aproximaba los 13 años de edad.
Oración
¡Oh Beata Laura Vicuña!
Tú que seguiste heroicamente
El camino de Cristo,
Acoge nuestra confiada plegaria.
Alcanzamos de Dios las gracias
Que necesitamos…
Y ayúdanos a cumplir
Con corazón puro y dócil
La voluntad del Padre.
Otorga a nuestras familias
La paz y la fidelidad.
Haz que también en nuestra vida
Como en la tuya
Resplandezca una fe firme,
Una pureza intrépida
Y la caridad atenta y solícita
Para el bien de los hermanos.
Beata Laura Vicuña,
Ruega por nosotros.

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