En Isola, del
Abruzo, en Italia, san Gabriel de la
Virgen de los Dolores (Francisco) Possenti, acólito, que,
renunciando a la vanidad del mundo, todavía adolescente ingresó en la Congregación de la Pasión y en breve tiempo
consumó su vida.
Se llamaba Francisco Possenti y había nacido en Asís. Su padre era
el juez Possenti, un personaje en la localidad, porque además era gobernador de
los Estados Pontificios. Estudió con los jesuitas de Spoleto y con los hermanos
de La Salle, y
estuvo más preocupado por la literatura, su aspecto físico y el baile que por
la virtud, de manera que le llamaba "el bailarín".
Por dos veces una grave enfermedad le hizo prometer que si sanaba
se haría religioso, pero al recobrar la salud no tardó en olvidar su promesa,
hasta que una recaída y la muerte de su hermana predilecta, María Luisa (1855),
hicieron que se planteara seriamente su vocación, y de sustituir a su hermana y
su madre por la Virgen.
Dejó a la novia que tenía y le planteó a su padre hacerse
religioso; pero su padre le mantuvo a prueba durante un año en su casa. En
1856, con 18 años, ingresó en los pasionistas de Morrovalle adoptando el nombre
de Gabriel de la Dolorosa,
por su amor a la Virgen
de los Dolores, "Mi paraíso son los dolores de mi querida Madre".
Vivió una gran devoción a la
Virgen, tanto internamente como en público; especialmente en
la procesión anual de Spoleto con la "Santa Icone".
Su vida transcurrió en los conventos de Morrovalle, en Pievetorina
y por último en Issola del Gran Sasso, en los Abruzos. No tuvo nada de
clamoroso. Desde fuera no traslucía casi nada, porque su conducta ejemplar se
consumó en la perfecta disciplina, en la meticulosa observancia de la regla, en
la perfecta humildad, y en la apasionada oración. Solamente por las cartas se
observaba como su corazón ardía por su amor a la virgen de los Dolores:
"Amo tanto a la
Virgen María, que es mi Madre, que si los superiores me lo
permitieran grabaría su nombre en mi corazón y en mis carnes con letras de
fuego".
Una Orden tan severa como la de los pasionistas no le resultó
fácil: le costó acostumbrarse a sus rigores, su delicada complexión se
resistió, sufrió diversas enfermedades y cuando Fue ordenado de menores en 1861
estaba enfermo de tisis, y murió un año antes de ser sacerdote. Se le conoció
como el "santo de la sonrisa". Después de su muerte realizó numeroso
milagros. Desde 1969 su culto se ha limitado a los calendarios locales.
Copatrón de la juventud católica italiana. Patrón de los Abruzos.
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