Martirologio Romano: Conmemoración también de san Onesíforo, que sirvió muchas veces a san Pablo en Efeso y, sin sentir vergüenza por sus cadenas, llegado a Roma, se interesó solícitamente por su suerte (s. I).
Estos dos mártires, murieron en el año 80. El primero fue un fiel discípulo y colaborador de san Pablo.
Lo nombra en su carta a Timoteo: “Quiera el Señor darte la gracia al bueno de Onesíforo porque a menudo me animaba ; nunca se avergonzó de verme encadenado, pero cuando llegó a Roma, me buscó por todos sitios con gran valentía y, gracias a mí, quiso el Señor concederle la gracia de encontrar misericordia”.
Y en otro versículo dice de él así: “Saluda a Prisca y Aquila y al inestimable Onesíforo”.
La tradición añade que Onesíforo siguió los pasos de san Pablo a España y volvió al Este, en donde fue martirizado durante el reinado de Domiciano en Helesponto, atado a caballos salvajes.
Porfirio, un fiel amigo del primero, compartió su trabajo y el mismo martirio.
El Señor estuvo cerca de ellos para darles el valor de anunciar su Evangelio y ser colaboradores de un gran apóstol del Evangelio.
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