TODOS LOS SANTOS

martes, 22 de junio de 2010

SAN JUAN FISHER Y SANTO TOMÁS MORO



Hoy, 22 de junio, el santoral nos presenta dos personajes en el que vamos a detenernos un poco: San Juan Fisher y Santo Tomás Moro. Sobre todo vamos a detenernos en el segundo al que los políticos tienen como su santo patrón.

Y digo yo, harán bien los políticos, sean del partido que sean, en seguir su magisterio porque estoy seguro que si lo hacen mejor nos marcharán las cosas. La figura de santo Tomás Moro es de actualidad, de mucha actualidad porque la política es lo que domina todo y porque los políticos que se dedican a esto lo tienen que hacer con el mismo espíritu con que lo hizo este gran santo, seguidor de Erasmo de Rotterdam.


El oficio de político tiene mucho de servicio a los demás y poco muy poco de creerse los mas grandes, los mejores y a los que se les tiene que tener sumisión. La clase política ha de confiar su presencia en la sociedad siguiendo el modo y modelo de Santo Tomás Moro y gastarse y desgastarse por el bienestar de los demás, ese es el verdadero político o mejor, ese el verdadero político que ejerce su ministerio llevando a la practica el verdadero humanismo cristiano del que tantas enseñanzas nos dejó Santo Tomás Moro.


Me sabe muy mal cuando los políticos, y algunos se llaman cristianos, dejan pasar esta Fiesta sin propagar el nombre de su santo patrón y quisiera desde este blog que siempre, cuando se acerca el 22 de junio, nuestros políticos, sobre todo, los que están más cercanos a la Iglesia -que los hay y por fortuna en un buen número- alzaran sus voces para recordar a un canciller inglés que hizo de su profesión como político un ejercicio permanente de fe en Dios y un hacer presente en la tierra y en el ejercicio de su profesión el Evangelio, la palabra de Dios


SAN JUAN FISHER, OBISPO, Y SANTO TOMÁS MORO 1460-1535

San Juan Fisher y Santo Tomás Moro. El primero obispo de Rochester y el segundo canciller de Inglaterra constituyen dos ejemplares perfectos del humanismo cristiano. Procedentes uno de Cambridge y el otro de Oxford, demostraron que se puede ser amigo de Erasmo, conocer el griego y el hebreo además del latín, y llevar a la vez una vida austera en sus exigencias íntimas y matizada con un humor que no es ajeno en modo alguno al Evangelio.


Uno y otro, en fin, testimoniaron hasta dar su sangre que, fieles a la Corona en todo lo que le corresponde al César, no se sometían en su fe más que al sucesor de Pedro.

pereció de la misma manera el 6 de julio. Santo Tomás Moro no sólo fue Lord Canciller de Inglaterra bajo Enrique VIII, sino también un hombre de leyes, un teólogo, un filósofo y un autor. Pese a todos sus talentos, Santo Tomás Moro es más recordado por su integridad.


La vida Santo Tomás Moro, y especialmente su muerte, son un tributo a su integridad. Cuando rehusó firmar el Acta de Sucesión que establecía que los hijos de Enrique VIII con su segunda esposa, Ana Bolena, eran herederos legítimos del trono, Enrique lo apresó, juzgó y finalmente decapitó. Santo Tomás sabía cuando rehusó firmar que perdería la vida, pero se mantuvo en su postura. «Muero como buen sirviente del rey, pero Dios es lo primero.» Dado que Santo Tomás Moro era a la vez un hombre de leyes y un político, seguramente que pudo haber concebido alguna vía de escape en el marco de la ley, pero su no disposición a ir en contra de su conciencia es un extraordinario ejemplo de integridad.


En nuestro mundo cada vez más centrado en sí mismo, la honradez y la integridad parecen a menudo tener poco valor. Todos los días oímos de robos, escándalos y mentiras a monumental escala. Podemos empezar a preguntarnos si tiene algún sentido tratar de seguir siendo honrado. Santo Tomás Moro nos muestra que lo tiene, pues la integridad no es sólo algo que nos pongamos o quitemos conforme nos plazca. La integridad es una virtud para todas las estaciones.Pío XI lo canonizó en 1935.


ORACIÓN DEL BUEN HUMOR

Autor: Santo Tomás Moro, Mártir franciscano y Canciller de Inglaterra

Concédeme, Señor, una buena digestión,y también algo que digerir.Concédeme la salud del cuerpo,con el buen humor necesario para mantenerla.Dame, Señor, un alma santa que sepa aprovechar lo que es bueno y puro,para que no se asuste ante el pecado,sino que encuentre el modo de poner las cosas de nuevo en orden.Concédeme un alma que no conozca el aburrimiento, las murmuraciones,los suspiros y los lamentos y no permitas que sufra excesivamente por ese ser tan dominante que se llama: YO. Dame, Señor, el sentido del humor.Concédeme la gracia de comprender las bromas,para que conozca en la vida un poco de alegría y pueda comunicársela a los demás.Así sea.






TRADUCCIÓN DEL VIDEO:

«- Dios te bendiga.

In nomine[…]

Ya veis que llevo mis "mejores ropas" porque hoy es el día de mi Boda. Buenas gentes, os pido que améis al rey y que le obedezcáis porque su corazón es bueno. Aunque su política religiosa sea errada. Se me condena a muerte por haber defendido el honor de Dios y de la Santa Sede. Ahora, buenos cristianos, os pido vuestra oración. Yo que soy de carne y hueso y temo la muerte como cualquiera. Es cierto que hace ya tiempo que me resigné a morir si fuere preciso por Cristo y su Iglesia. Pero ahora, que el momento ha llegado, necesito vuestra ayuda.

- ¡Dios os bendiga, Cardenal Fisher!
Vida de San Juan Fisher



Juan Fisher nació en Beverley, Yorkshire, Inglaterra en el 1469. Hijo de un mercader de telas que murió siendo Juan joven, San Juan Fisher entregó su corazón por entero al servicio de su Iglesia.
.
Ya siendo obispo, Fisher comprendía muy bien la necesidad de reformar a la Iglesia, incluso en las altas esferas de la jerarquía, pero se oponía al tipo de reforma de los protestantes, y escribió cuatro libros contra ellos. Sin embargo prefería la oración y el ejemplo a la controversia. El comprendía que la verdadera reforma requiere santidad de vida pues no es sino vivir con coherencia la enseñanza de la misma Iglesia.

Con gran valentía el Obispo Fisher censuró al clero en un sínodo por su corrupción, vanidad, relajamiento y amor a las ganancias. El sabía que, en Inglaterra, gran parte del clero en posiciones altas había llegado allí por su servicio al estado o por intereses privados. Lanzó también una severa protesta cuando se propuso en la asamblea aceptar que Enrique VIII fuese la cabeza de la Iglesia de Inglaterra.

El rey quería anular su matrimonio con Catalina de Aragón para casarse de nuevo. Como el Papa no se lo concedía por no haber causa justa, el rey decidió atribuirse la autoridad suprema de la Iglesia en Inglaterra. Enrique VIII impuso la obligación de tomar el famoso "oath of supremacy" (Juramento de Supremacía), por el cual se le reconocía a él como cabeza de la Iglesia de Inglaterra. El obispo Fisher rehusó jurar y caer en el cisma.

Ni la amonestación de amigos y ni las amenazas de enemigos lograron hacerle ceder. El obispo Fisher sabía, como San Pablo, en Quién había puesto su confianza. Trataron de envenenarlo y en una ocasión le dispararon tratando de matarlo. Pero el obispo se mantuvo fiel a su Señor.

Fisher fue llevado, a pesar de estar enfermo, a Lambeth para obligarlo a que jurase el "bill of succession". El rehusó por ser éste en esencia un juramento a favor de la supremacía del rey sobre la Iglesia. En Rochester fue arrestado y de los alrededores vino la gente a despedirse. Tuvo la oportunidad de arreglar sus asuntos, de dar limosnas y de pasar por las calles bendiciendo al gentío.

Al llegar a Londres fue confrontado por rehusar el juramento a lo que Fisher dijo: "Mi respuesta es que, ya que mi propia conciencia no puede estar satisfecha, yo absolutamente rehuso el juramento. No condeno la conciencia de ningún otro. Sus conciencias podrán salvarles, y la mía debe salvarme". En Abril del 1534, el prelado de 66 años comenzó su prisión de 15 meses en la Torre de Londres.

El rey envió un mensajero confidencial para ofrecerle libertad si asentía al juramento en secreto, "solo para los oídos del rey". Su negativa selló su martirio.

Durante su prisión el Papa Pablo III nombró al obispo Fisher cardenal. El rey enfurecido dijo: "Pues ese capelo se lo colgará de los hombros, porque no tendrá cabeza para llevarlo". Lo llevó a juicio acusado de traición por negar la autoridad del rey sobre la Iglesia. Lo declararon culpable. Algunos jueces lloraban cuando lo condenaron a muerte el 17 de junio de 1535. Pocos días después el cardenal fue despertado a las 5:00 a.m. con la noticia de que ese día le iban a ejecutar. El pidió que le dejasen descansar un poco más y durmió otras dos horas. Tan enfermo estaba que apenas podía pararse, por lo que le llevaron al lugar del martirio en una silla.

Fue cortés con los guardias agradeciéndoles sus atenciones. Pedía a la gente que rezaran por él para que fuese valiente. Llevaba un pequeño Nuevo Testamento del cual leyó a la puerta de la Torre estas palabras: "Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste realizar. Ahora, Padre, glorifícame tú, junto a ti, con la gloria que tenía a tu lado antes que el mundo fuese." (Juan 17,3- 5). Cerrando el libro dijo: "Aquí hay instrucción suficiente para el resto de mi vida".

Junto al verdugo dice: "Voy a morir por Jesucristo y por la Iglesia Católica. Con mi muerte quiero dar testimonio del Papa como jefe único de la Iglesia. Hasta el cielo... hijos...". Sus últimas palabras fueron del salmo 31: "En tí Señor, he puesto mi confianza". Otros dicen que murió con las palabras del Te Deum en sus labios. Con total dominio de sí mismo y con gran paz se dispuso al martirio. Fue decapitado con un hacha. Era el 22 de Junio de 1535.

Su amigo Santo Tomás Moro, que compartió con él prisión y también murió mártir, escribió de San Juan Fisher: "No conozco a ningún hombre que compare con él en sabiduría, conocimiento y virtud probada".

San Juan Fisher fue enterrado junto a la iglesia de All Hallows en Barking. Su cabeza fue exhibida en el Puente de Londres por dos semanas y después echada al río Thames.

En 1935, cuatrocientos años después de su martirio, Juan Fisher fue canonizado por el Papa Pío XI.
-oOo-

ORACIÓN

San Juan Fisher: ¡Concédenos de Dios, por tu intercesión, la fortaleza de primero morir antes que renegar de la fe de Jesucristo o de su verdadera Iglesia! Te rogamos intercedas por todo el clero para que, siguiendo tu ejemplo, sea totalmente fiel a la doctrina revelada por Dios y custodiada por el magisterio infalible de la Iglesia Católica.

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