lunes, 26 de abril de 2010
SAN ISIDORO, obispo y doctor de la Iglesia 560-636
Dante, el mayor poeta de todos los tiempos, dice en el canto X del Paraíso que ve «llamear el espíritu ardiente de Isidoro», y así, flamígero, hombre de fuego en la palabra y en la acción, ha pasado a la historia como una gran luminaria de piedad y de saber en los siglos oscuros.
"El Doctor de las Españas". "Doctor egregio de nuestro tiempo, esplendor recentísimo de la Iglesia Católica; el último de los predecesores en edad, mas no inferior a ellos en doctrina, y, lo que sobrepasa a todo, el más docto de nuestro siglo". Así calificaba a nuestro Isidoro el VIII Concilio toledano.
También se le ha llamado "el último Padre de Occidente". El Martirologio Romano así lo presentaba: "Insigne en santidad y doctrina, ilustra a España con su celo en favor de la fe católica y su observancia de las disciplinas eclesiásticas".
España se honra de haber dado a luz a una familia de santos en los hermanos Leandro, Fulgencio, Isidoro y su hermana Florentina. Sus padres fueron los mejores educadores de sus hijos. Se llamaron Severiano y Túrtura.
Leandro, el mayor, que fue obispo de Sevilla (hacia el año 580), educó a su hermano menor Isidoro, nacido entre el 560 y el 570. Fue monje y luego abad de un monasterio, llamando la atención por un afán de ciencia - siempre ávido de lectura, ansioso por acumular libros y escribirlos - que le caracteriza. Alrededor del año 600 sucede a su hermano en la sede sevillana y casi eclipsa a tan ilustre antecesor.
A la muerte de Leandro (601), le sucedió Isidoro quien continuó con brillantez la organización de la Iglesia de España en el reino visigodo emprendida por su hermano. Leandro había tenido en Toledo un importante concilio en el año 586, Isidoro prosiguió su influjo por medio de numerosos sínodos y, en especial, con el célebre IV Concilio de Toledo (633). A lo largo de un episcopado de treinta y cinco años, se consagró a la formación del pueblo cristiano no sólo a través de la predicación, sino por la instrucción de los jóvenes.
Sus seminarios, su bellísima liturgia coordinada, sus cánones para religiosos y fieles, y su manual de teología y liturgia dieron un gran esplendor a la Iglesia española visigótica.
Fundó un colegio en el que quiso enseñar él mismo. Tal preocupación era algo completamente innovador en su tiempo. Esto fue lo que motivó, al menos en parte, la producción literaria de Isidoro que forma una especie de inventario del conjunto de los conocimientos humanos, a lo que el autor proporcionó una aportación original.
En sus Etimologías, con los veinte libros enciclopédicos del saber antiguo que tanto se manejó en la Edad Media (se conservan más de un millar de códices), los conocimientos se acumulan sin ningún afán de originalidad ni exhibicionismo, como un valioso, difícil y humilde pedestal de sabiduría humana que ha de acercarnos un poco más a las alturas del secreto de Dios.
Por primera vez en 4 decenios, durante la Semana Santa del año 636 no puede atender y lavar los pies a los pobres, ni celebrar la noche del Sábado Santo al Domingo de Pascua. Pero realiza el rito penitencial, en la Basílica de San Vicente. Se hace cortar el pelo y poner sobre la ceniza, y confiesa en público sus faltas todas, mientras el pueblo implora perdón por ellas. Recibe el Santo Viático. Y a tres días de su muerte en abril, se despide de sus cristianos: "guardad la caridad entre vosotros; no devolváis mal por mal; que el lobo no devore a ninguno de vosotros; y que la oveja errante vuelva al redil a hombros del buen pastor".
Toda la Edad Media se formó en su escuela. Su cuerpo reposa en León desde el siglo XI.
SAN MARCELINO XXIX Papa
Fue elegido papa bajo el reinado del emperador Diocleciano, quien, influenciado por las creencias cristianas de su esposa, mantuvo en un primer momento un tratamiento benévolo hacía los cristianos.
Esta situación cambió cuando, en febrero de 303, el emperador Diocleciano persuadido por su césar Galerio, emitió un edicto contra la cristiandad por el que se expulsaba a los cristianos del ejercito, se confiscaron las propiedades de la Iglesia cerrándose o destruyéndose sus templos, se profanaron y quemaron los libros y vasos sagrados para, finalmente, tras dos incendios en el palacio del emperador cuya autoría se atribuyó a los cristianos, sentenciar a muerte a los que no apostataran de su fe.
Durante esta persecución Marcelino fue acusado por los donatistas de haber ofrecido sacrificios e incienso a los dioses paganos y de haber entregado los libros sagrados a las autoridades romanas. Estas acusaciones fueron posteriormente rebatidas por San Agustín de Hipona.
Murió el 26 de abril de 304, según la tradición cristiana fue martirizado tras ordenar Diocleciano que fuera decapitado.
sábado, 24 de abril de 2010
SAN MARCOS EVANGELISTA
documentos más antiguos que hablan de San Marcos aseguran que Marcos estuvo al lado de San Pedro, en Roma, como intérprete y redactor de la Buena Nueva, primeramente en la catequesis oral y después, en la composición -guiado por el Espíritu Santo- de aquel admirable texto que es el Evangelio más condensado de la vida, los milagros y la muerte de Jesús.
Un sabio afirmó que "el evangelio de San Marcos es el libro más importante que se ha escrito", pues todo indica que fue el primer evangelio que se escribió, que estuvo basado en el testimonio del mismo San Pedro y que de él sacaron mucho material los otros tres evangelistas.
La primera vez que habla de Marcos el libro de los Hechos de los Apóstoles, es en el capítulo 12, versículos 12-16, cuando relatan la salida milagrosa de San Pedro, de la cárcel, por obra del ángel que le abre las puertas y se dirige "a casa de María, madre de Juan, por sobrenombre Marcos, donde muchos hermanos se hallan congregados en oración".
Quizá era un niño o jovencito cuando Jesús fue condenado a muerte. Dice su Evangelio que cuando Jesús fue apresado en el Huerto de los Olivos, le seguía un joven envuelto en una sábana para curiosear, a ver en qué paraba todo aquello. Es muy posible que este joven fuera el mismo Juan Marcos.
Todo parece indicar también que Jesús tuvo estrecha amistad con los padres de Juan Marcos y que éste escuchara, en muchas ocasiones,los discursos de Jesús. Fue él uno de los primeros bautizados por San Pedro.
El que era un niño el año 30, por el 44 ya era todo un hombre y decidió marcharse a evangelizar con su primo, José Bernabé. Acompañó a Pablo y Bernabé en sus recorridos apostólicas por Chipre y otras ciudades. Posteriormente pasó diez o doce años en Jerusalén al lado de Pedro, ayudándole como secretario y haciendo de "intérprete y consejero". Pedro amaba con cariño a Marcos. Le llama "mi hijo Marcos" (1 Pedro 5, 13).
El evangelista Marcos escribe con fluidez, sencillez, en estilo directo y sólido a la vez, y se propone probar la Divinidad de Cristo.
El Evangelio de Marcos comprende dos partes, y cada una comienza con una manifestación divina: en la primera es la palabra divina con ocasión del Bautismo de Jesús por Juan, y en la segunda la Transfiguración.
La primera parte del Evangelio se desarrolla en Galilea, la provincia de Jesús; la segunda en Judea y en Jerusalén, el corazón de la nación judía. La primera parte muestra la novedad de Jesús, el impacto de su enseñanza sobre las multitudes.
Pero, en la segunda parte, viene la desilusión, pues Jesús se niega a ser lo que la gente quería que fuera, y la muchedumbre ya no lo sigue. Cuando Jesús muere, el oficial romano reconoce que el crucificado era el Hijo de Dios (Marcos 15,39).
Es el más breve de los libros del Evangelio (16 capítulos); sin embargo, tiene sus razones: Marcos dio a su Evangelio los mismos límites que los apóstoles habían asignado a la catequesis primitiva. Los apóstoles no se proponían dar todo lo que los creyentes querían saber, sino que querían transmitir lo esencial de lo que Jesús había dicho y hecho (Hechos 1, 21-22).
El león es el símbolo de San Marcos. Tanto este símbolo como el de los otros tres evangelistas (Apocalipsis 4, 7-8), son muy antiguos. De ellos hablan San Jerónimo y San Agustín, explicando que San Marcos, en su primer capítulo, habla de Juan el Bautista en el desierto y el león es el rey del desierto (Marcos 1,3).
Marcos se halla en Roma el año 67 cuando mueren los dos Apóstoles, San Pedro y San Pablo. La tradición dice que Marcos evangelizó como Obispo de Alejandría, en Egipto, donde realizó varios milagros y estableció una iglesia y su famosa escuela cristiana, nombrando un obispo, tres presbíteros y siete diáconos y murió allá como mártir en el año 68, un 25 de abril.
Se dice que sus asesinos trataron de quemar su cuerpo, sin conseguirlo. Los cristianos de Alejandría rescataron su cuerpo intacto, lo envolvieron y le dieron sepultura. En Venecia, Italia, se veneran, en la preciosa catedral de su mismo nombre, los restos mortales del evangelista, cuyo traslado de Alejandría se remonta al siglo IX.
martes, 20 de abril de 2010
SANTA INÉS DE MONTEPULCIANO 1268-1317
Agnese Segni forma con Catalina de Siena y Rosa de Lima el gran trío de las santas dominicas.
Nació por el año 1274 de unos padres bien acomodados y muy buenos cristianos en Gracciano Vecchio, cerca de Montepulciano (Italia). Llevó una niñez normal pero pronto se despertó en ella el deseo de llevar una vida entregada al Señor por completo y para ello solicitó de unas monjas de Montepupciano que le vistieran su hábito que llamaban "el saco" cuando apenas contaba nueve años de edad.
Cuando nada más contaba quince años abrazó la vida religiosa llamando la atención por su entrega sin límites a toda clase de sacrificios y a la más rigurosa vida de observancia regular. Pronto todas las monjas se fijaban en Inés y trataban de copiar sus virtudes. Era como una regla viva para todas. Ella, en compañía de Margarita, que había sido su maestra y guía en la vida monacal, dio comienzo a la fundación de un convento que pronto llamaría la atención por la irradiación de frutos de santidad que de él se desprenderían por toda aquella comarca. Fue el célebre convento de Proceno en el que a sus dieciocho años ya fue nombrada abadesa del mismo.
Como la fama de Proceno se extendía de día en día, los buenos hijos de Montepulciano quisieron que también allí, en su pueblo natal, hiciera otra fundación para que sirviera como de irradiación espiritual y saneamiento de costumbres. Sobre las ruinas de unas casas de lenocinio, en «un lugar de pecadoras», «sin nada, sólo contando con la Providencia», junto con dieciocho doncellas funda un monasterio en el que iba a vivir el resto de sus días.
Después de tener una visión en la que se le aparecieron tres naves con tres santos como capitanes - Agustín, Francisco y Domingo - invitándola a embarcar, se puso bajo la tutela de los dominicos, y llevó una mortificada vida que iluminaron éxtasis, visiones y milagros.
Raimundo de Capua nos ha contado el chorro de poéticos prodigios que se vinculan a su paso por la tierra: las flores que nacían donde ella se arrodillaba, el favor que le concedió la Virgen poniendo en sus brazos al Niño Jesús (antes de devolvérselo a su Madre, arrancó la crucecita que llevaba al cuello y la guardó como el más preciado de los tesoros).
Cae enferma. Tiene sólo cuarenta y tres años. Sufre mucho. Obra milagros en aquella misma hora de su muerte. Es el 20 de abril de 1317.
Santa Catalina de Siena, que era muy devota de esta santa, y que hizo una peregrinación a su tumba, en su Diálogo pone en boca de Jesucristo un conmovido elogio de Inés de Montepulciano: “La dulce virgen santa Inés, que desde la niñez hasta el fin de su vida me sirvió con humildad y firme esperanza sin preocuparse de sí misma”. Es difícil resumir en menos palabras el mejor programa de santidad.
viernes, 9 de abril de 2010
SANTA CASILDA, VIRGEN
P. Juan Croisset, S.J.
En la desgraciada época en que, por los pecados de nuestros padres, castigó Dios á España con el azote de los agarenos (árabes mahometanos: sarracenos), hubo un rey de ellos, llamado Cano, en la capital de Toledo, hombre cruel, poderoso y diestro en el manejo de las armas, quien en las guerras continuas que tuvo contra los fieles hizo un gran número de cristianos prisioneros, tratándoles en su corte y reino con su acostumbrada inhumanidad. De este enemigo capital de la fe ortodoxa, y de este lobo carnicero, quiso Dios producir un fruto muy singular, capaz de ennoblecer la eficacia de su divina gracia. Dióle por hija á Casilda, quien, desmintiendo el vicio de su origen con la belleza de su natural y con sus piadosas inclinaciones, se dejó ver nacida prodigiosamente de una raíz infecta, como una flor de admirable candor, como una rosa hermosa y primoroso lirio entre las espinas, descansando sobre ella el Espíritu Santo.
Varían los escritores en orden al motivo de la conversión de Casilda á la fe católica: unos dándola por padre, no á Cano ó Canon, sino á Aldemón, la atribuyen á la conversión de su hermano Alimaicón, que, ilustrado con luz superior en vista del prodigio que le sucedió en la guerra contra los fieles en el valle de Solanillos, desertó de la secta mahometana y abracó la religión de Jesucristo. Otros son de opinión que el Señor premió ala santa virgen con el conocimiento de la verdad en remuneración de las heroicas obras de caridad que hizo con los cristianos cautivos, siendo infiel de profesión, cuya causa adoptan los mejores críticos, siguiendo la referencia del Breviario de la santa iglesia de Burgos, impreso en el año 1604 de orden del obispo de aquella catedral, brillando en este caso más la virtud de la divina gracia sin la menor duda.
Nació, pues, Casilda en el siglo xi, dotada con las más bellas y nobles disposiciones de naturaleza y gracia, adelantándose cada día de virtud en virtud, conforme iba creciendo en edad, á impulsos del Espíritu Santo, admirándose en ella con un modo estupendo é inexplicable su elevación á Dios por el incendio de su devoción, su transformación en Cristo por su mansedumbre y compasión, y su inclinación y amor al prójimo por una piedad connatural. Desde sus primeros años se inclinó su corazón con tierno afecto al socorro y alivio de los cristianos cautivos, deshaciéndose en lágrimas cuando veía que padecían alguna injuria, aflicción ó grave necesidad; y rebosando en su pecho una piedad asombrosa, una clemencia extraordinaria, les suministraba cuantos socorros le eran posibles. Tenía todos los días la costumbre laudable, á no impedirlo algún acaso, de visitar con su agradable presencia á los cautivos y darles alimento por sus manos. Hallábase escrita en su corazón aquella sentencia del Santo Rey David, que dice: Bienaventurado el que atiende al pobre y al necesitado; á quien Dios librará en el día malo. Enseñada en esta máxima cardinal de la caridad, no por alguno de los mundanos, sino por el Maestro inmortal, se portaba en virtud de ella con tanta liberalidad, que, por no defraudar á los cristianos de semejantes alivios, distribuía entre ellos las dos partes de las rentas concedidas por su padre para su mantenimiento y el de su familia. Aunque Casilda ejecutaba estos oficios con la mayor cautela, á pesar de su industria llegó á entender su padre la piedad que usaba con los cristianos; quiso ser testigo ocular de sus acciones caritativas para tomar la más seria providencia , estimulado de los enemigos de la fe: encontrándola un día que conducía alimento á los fieles, la preguntó en tono airado: ¿ Qué llevas?—Rosas, respondió Casilda sin la menor turbación; y, con efecto, vio su padre convertido en estas flores el pan que había de servir para sustento de los cautivos. Volviendo las rosas á convertirse en pan con no menos prodigio, luego que se ausentó el explorador.
Abrasado el corazón de la santa virgen en ardientes deseos de abandonar la fabulosa secta de Mahoma, pedía al Señor incesantemente le abriese camino para recibir el Bautismo y profesar libremente la verdadera religión. Oyó Dios sus oraciones y quiso premiar el heroísmo de su caridad, valiéndose su providencia de un suceso bien extraño al parecer, pero muy conducente para el logro de sus designios. Dióla una enfermedad incurable de un flujo de sangre continuo, según escriben varios autores: fueron ineficaces para su alivio cuantos remedios buscó el solícito padre, y pudieron discurrir los más hábiles facultativos. En tan fatal situación supo Casilda, por revelación divina ó por relación de los cautivos cristianos, que el único eficaz remedio para su curación sería bañarse en el lago de San Vicente, sito en el lugar llamado Burueba, cerca de la ciudad de Burgos, cuyas aguas tenían acreditada su virtud con repetidos prodigios en iguales accidentes. Rogó la Santa á su padre la concediese permiso para tomar este baño; pero, como se hallaba el sitio en poder de los cristianos, antes de resolver juzgó conveniente proponerlo á su Consejo, el cual fue de acuerdo que debía atenderse primeramente á la salud de la princesa, no obstante que se hallaba el remedio en los dominios de los fieles.
Obtenida la licencia, Cano envió á Casilda, acompañada de muchos cautivos, al baño de San Vicente,■ con recomendación especial para Fernando I, llamado el Magno, rey de Castilla, quien la recibió con el honor correspondiente; y puesto el remedio en ejecución, consiguió la santa virgen la apetecida salud. Reconocida Casilda á los beneficios de Dios, quiso darle pruebas de su gratitud. Instruida perfectamente en las inefables verdades de la fe, recibió el Bautismo y Confirmación, y, con la gracia de estos Sacramentos, aquel espíritu y valor que constituye á los héroes de la religión. Viéndose ya en plena libertad, pospuso los palacios y comodidades de su padre á una humilde ermita y pobre habitación, que hizo construir cerca del lago en que consiguió la salud, donde redujo toda su ocupación, impresas en su corazón las máximas de la religión cristiana, á una continua oración, á frecuentes vigilias y á rigurosas penitencias; y abrasándose cada día más y más en el amor de Jesucristo, le consagró su pureza virginal. Siguió por algunos años este tenor de vida, angélica más que humana, siendo la admiración de todas aquellas regiones, tanto por su eminente santidad como por los asombrosos prodigios que se dignó Dios obrar por su intercesión, hasta que, llena de méritos, pasó á disfrutar los premios eternos.
No convienen los escritores en el día y año fijo de su preciosa muerte; unos le señalan en el 15 de Abril de 1050, otros en 9 de este mes de 1074, en cuyo día celebra la festividad de esta gloriosa Santa la Iglesia de Burgos. Su venerable cuerpo fue sepultado en el mismo lugar que vivió santamente, del que se trasladó después, en 30 de Julio de 1529, á la preciosa urna de plata donde hoy se venera. Y habiéndose enriquecido con sus reliquias en el año 1601, la catedral de Burgos partió este tesoro con la de Toledo en 7 de Junio de 1641.
El Cabildo Metropolitano de Burgos, á quien pertenece el santuario de Santa Casilda, hace en él su fiesta anual el segundo día de Pascua de Pentecostés, y en un día de verano se celebra solemne fiesta en la ermita. En varios días clásicos hay concedidas indulgencias plenarias á los que visiten el santuario confesando y comulgando. En varias épocas acuden á él muchos fieles de varias provincias, sobre todo las de Burgos, las Vascongadas y la Rioja. En la ermita hay bueno y cómodo hospedaje.
Santa Casilda y su leyenda. Patrona de Briviesca.
Era la época de las guerras entre los moros y los cristianos allá por el año 1.000, en Toledo vivía una princesa mora llamada Casilda (en árabe significa Cantar), que a los cristianos prisioneros de su padre les llevaba comida a los calabozos. Alertado su padre de este hecho, un día le salió al paso preguntándole, que era lo que llevaba entre su delantal, a lo que ella le respondió que llevaba flores. Abrió el delantal y efectivamente, flores era lo que allí había.
De esta leyenda queda constancia en los cuadros pintados por Zurbarán y José Nogales y mas de uno lo hemos estudiado en la escuela cuando eramos niños.
El caso que la joven princesa cayó enferma y los médicos del rey no eran capaces de curarla, pero entre los prisioneros cristianos corría el rumor de que en tierras castellanas existía un ermitaño llamado Vicente y que tenia un pozo que si te bañabas en él curabas de toda enfermedad.
El rey al ver que la enfermedad de la niña, no remitía y ante la insistencia de ésta en viajar hasta dicho lugar, habló con el rey castellano, para que pudiera pasar por tierras cristianas Casilda y su séquito.
Llegó a tierras de La Bureba (Burgos) y la princesa se bañó en el pozo de Vicente y sanó de todos sus males. Se quedó a vivir en la zona hasta su muerte en el año 1.075.
Ahora en este lugar se levanta un Santuario en su nombre y es la patrona de Briviesca.
Como ya dije en una anterior entrada en realidad el día del "santo" es el 9 de Abril, pero al caer siempre en la Cuaresma se decidió trasladar su celebración al 9 de Mayo, con lo que este fin de semana es fiesta en Briviesca, siendo el día mayor el lunes día 9.
Entre estos árboles se encuentra el pozo Negro o de San Vicente, donde hasta no hace muchos años las personas se lavaban los pies con la creencia de que curarian los males.
Este es el pozo Blanco o de Santa Casilda, sobre el que corre la leyenda de que las parejas que desean tener un hijo y tiran una teja desde un determinado lugar de la ladera nacerá niña, mientras que si lo que tiran es una piedra sera niño. Por supuesto en ambos casos hay que acertar dentro del pozo, que si no ... no vale.
Aún se siguen viendo parejas encomendandose a Santa Casilda y tirando la teja.
"Santa Casilda mora y cristiana
tú nos bendices la tierra burebana
a los hombres y a las mujeres
nos otorgas tus mercedes
curarás de todos los nuestros males
con el agua de esos manantiales
Santa Casilda mora y cristiana
tu nos bendices la tierra burebana"
ESPERO TE GUSTE
El Satuario se encuentra en lo alto, en un lugar privilegiado paisajisticamente y donde actualmente existe una hospederia que funciona como centro de turismo rural.
Dentro de la iglesia, que antes estaba llena de exvotos y ahora completamente limpia se pueden admirar las pinturas que hay en las bóvedas...
...y en el altar la imagen de Santa Casilda yacente.
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