Lesmes, nace en la villa de Loudon,perteneciente a la región francesa del Poitou, en el año 1035. Su infancia transcurre al calor de los cuidados de su madre y bajo la protección de su padre en sus esporádicas estancias en el hogar, a causa de las obligaciones de su profesión de militar.
Llegado a la juventud y siguiendo los deseos de su padre, se alista en la milicia. A la muerte de sus padres y sintiéndose insatisfecho del mundo, decide abandonar la vida militar, movido por el deseo de responder a la llamada de Dios, que le invita a dejarlo todo para entregarse plenamente a su servicio.
IGLESIA DE SAN LESMES EN DURGOS.
Emprende entonces peregrinación a Roma, para visitar la tumba de San Pedro, con la intención de hacerse monje. La Providencia divina le va propiciar, al pasar por la Auvernia, el encuentro con el abad Roberto, que ha fundado recientemente el monasterio de Casa Dei. La breve covivencia con el abad y su comunidad, suscita en Lesmes el deseo de ingresar en la nueva abadía benedictina, pero el abad Roberto le pide que concluya su peregrinación a Roma. A su vuelta ingresó en el monasterio de Casa Dei.
Su intensa vida de oración en el convento y su entrega a los hermanos, le convierte en un monje ejemplar, llegando a ser maestro de novicios y , más tarde, por designación de sus hermanos, Abad de la Comunidad. Su fama de santidad y las noticias de sus numerosos milagros se extendieron por toda Francia. Este fue el motivo por el que la reina Doña Constanza de Borgoña, de origen francés y segunda esposa del rey Alfonso VI de Castilla, le invitó a Burgos para asesorar a la Corte y contribuir a remediar los males que aquejaban a esta tierra castellana.
El humilde monje decide aceptar la sugerencia real, como manifestación del querer divino. Su virtud y poder de convicción se mostraron espléndidamente durante la reconquista de Toledo en 1085. El ejército castellano no se atrevía a cruzar el Tajo para lanzarse sobre la ciudad; entonces, San lesmes, montado en su pollino, se lanzó en medio de la corriente, arrastrando tras de si a todo el ejército castellano.
Más tarde, con la aprobación del rey Alfonso VI, se afinca en Burgos, en una sencilla casa, junto a la ermita de San Juan Evangelista, haciéndose cargo del culto en la misma así como también del hospital fundado por el rey en el año 1070 para acogida de peregrinos, a los que Lesmes atiende personalmente curándoles sus heridas.
MARAVILLOSO CRISTO EN LA IGLESIA DE SAN LESMES.
Su experiencia de viajero por la ruta jacobea de Le Puy, le convierte en pionero de la hospitalidad peregrinos y menesterosos. Su permanencia definitiva en Burgos le pone en contacto con las gentes y sus problemas. A todos trata de servir con su reconocida grandeza de alma. Acoge a pobres y peregrinos y funda el monasterio de San Juan Evangelista, en el que introduce la regla benedictina,y del cual fue su primer Prior.
Aquejado de una grave enfermedad pulmonar, con 62 años de edad, le sorprende la muerte, el 30 de enero de 1097. Lesmes es conducido por sus monjes al oratorio, donde entrega su alma a Dios, entre los brazos de sus hermanos.
El día de la muerte, para un santo, para todo el que durante su vida se ha esforzado en ser consecuente con su bautismo, es el día más feliz de su vida. Es su verdadero nacimiento a la eternidad, en la visión beatífica de Dios. Pero la muerte, también la de los santos, está rodeada de llanto y tristeza para los que se quedan. Por ésto, la última y grave enfermedad de Lesmes, convulsiona a la ciudad de Burgos.
Le viene cuando apenas había comenzado su andadura el año 1097; año feliz para Lesmes, pero año de desconsuelo para todos aquellos que en Lesmes tenían apoyo en sus males físicos o espirituales. La noticia de su muerte pasa de boca en boca, extendiéndose por todo Burgos, hasta llegar a la familia más alejada del Monasterio de San Juan Evangelista, donde yace su cuerpo inerte.
Dice su biógrafo:
"inmediatamente se extendió por toda la región la noticia. Lesmes, el varón de Dios, el protector de los débiles, el consolador de los tristes, el aliento de los moribundos, el alivio de los pobres, ha muerto..."
En 1480 sus reliquias fueron trasladadas a la iglesia de San Juan Evangelista, a él dedicada en Burgos. Su tumba se convirtió en poco tiempo en foco de atracción de los fieles, pues el auxilio divino se manifiesta en repetidos prodigios y milagros ante el sepulcro de Lesmes. Burgos puede cambiar el luto por la alegría, la tristeza por el gozo; ha encontrado un santo, tiene un poderoso intercesor. Lesmes ha cerrado los ojos en la tierra para abrirlos de par en par, y para siempre, ante el Señor, al que amó y sirvió durante su peregrinar terreno.
RETABLO PRINCIPAL DE LA IGLESIA.
El rey Alfoso VII le proclamó patrono de sus reinos. El templo de San Juan cambió su título por el de San Lesmes. La ciudad de Burgos le invocó como patrono. Su fiesta se integró en el calendario diocesano burgalés y de las diócesis de Poitiers y Le Puy.
La parroquia de San Lesmes de Alcobendas celebra su fiesta el domingo más próximo al 30 de Enero, día de su nacimiento a la Vida para siempre en el cielo.