TODOS LOS SANTOS

viernes, 28 de diciembre de 2007

LOS SANTOS INOCENTES.



Hoy celebramos la fiesta de los Niños Inocentes que mandó matar el cruel Herodes.
Nos cuenta el evangelio de San Mateo que unos Magos llegaron a Jerusalén preguntando dónde había nacido el futuro rey de Israel, pues habían visto aparecer su estrella en el oriente, y recordaban la profecía del Antiguo Testamento que decía: "Cuando aparezca una nueva estrella en Israel, es que ha nacido un nuevo rey que reinará sobre todas las naciones" (Números 24, 17) y por eso se habían venido de sus lejanas tierras a adorar al recién nacido.
Dice San Mateo que Herodes se asustó mucho con esta noticia y la ciudad de Jerusalén se conmovió ante el anuncio tan importante de que ahora sí había nacido el rey que iba a gobernar el mundo entero. Herodes era tan terriblemente celoso contra cualquiera que quisiera reemplazarlo en el puesto de gobernante del país que había asesinado a dos de sus esposas y asesinó también a varios de sus hijos, porque tenía temor de que pudieran tratar de reemplazarlo por otro. Llevaba muchos años gobernando de la manera más cruel y feroz, y estaba resuelto a mandar matar a todo el que pretendiera ser rey de Israel. Por eso la noticia de que acababa de nacer un niñito que iba a ser rey poderosísimo, lo llenó de temor y dispuso tomar medidas para precaverse.
Herodes mandó llamar a los especialistas en Biblia (a los Sumos Sacerdotes y a los escribas) y les preguntó en qué sitio exacto tenía que nacer el rey de Israel que habían anunciado los profetas. Ellos le contestaron: "Tiene que ser en Belén, porque así lo anunció el profeta Miqueas diciendo: "Y tú, Belén, no eres la menor entre las ciudades de Judá, porque de ti saldrá el jefe que será el pastor de mi pueblo de Israel" (Miq. 5, 1).
Entonces Herodes se propuso averiguar bien exactamente dónde estaba el niño, para después mandar a sus soldados a que lo mataran. Y fingiendo todo lo contrario, les dijo a los Magos: - "Vayan y se informan bien acerca de ese niño, y cuando lo encuentren vienen y me informan, para ir yo también a adorarlo". Los magos se fueron a Belén guiados por la estrella que se les apareció otra vez, al salir de Jerusalén, y llenos de alegría encontraron al Divino Niño Jesús junto a la Virgen María y San José; lo adoraron y le ofrecieron sus regalos de oro, incienso y mirra.
Y sucedió que en sueños recibieron un aviso de Dios de que no volvieran a Jerusalén y regresaron a sus países por otros caminos, y el pérfido Herodes se quedó sin saber dónde estaba el recién nacido. Esto lo enfureció hasta el extremo.
Entonces rodeó con su ejército la pequeña ciudad de Belén, y mandó a sus soldados a que mataran a todos los niñitos menores de dos años, en la ciudad y sus alrededores. Ya podemos imaginar la terribilísima angustia para los papás de los niños al ver que a sus casas llegaban los herodianos y ante sus ojos asesinaban a su hijo tan querido. Con razón el emperador César Augusto decía con burla que ante Herodes era más peligroso ser Hijo (Huios) que cerdo (Hus), porque a los hijos los mataba sin compasión, en cambio a los cerdos no, porque entre los judíos esta prohibido comer carne de ese animal.
San Mateo dice que en ese día se cumplió lo que había avisado el profeta Jeremías: "Un griterío se oye en Ramá (cerca de Belén), es Raquel (la esposa de Israel) que llora a sus hijos, y no se quiere consolar, porque ya no existen" (Jer. 31, 15).
Como el hombre propone y Dios dispone, sucedió que un ángel vino la noche anterior y avisó a José para que saliera huyendo hacia Egipto, y así cuando llegaron los asesinos, ya no pudieron encontrar al niño que buscaban para matar.
Y aquellos 30 niños inocentes, volaron al cielo a recibir el premio de las almas que no tienen mancha y a orar por sus afligidos padres y pedir para ellos bendiciones. Y que rueguen también por nosotros, pobres y manchados que no somos nada inocentes sino muy necesitados del perdón de Dios.
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Reflexión:
Los niños inocentes de ayer y de hoy siguen estorbando, en su tiempo, y ahora ya antes de nacer. Son incontables, los niños que no abren los ojos a la vida.
Esto es tremendo, pone el corazón dolorido, de tanta criatura desvalida, marginada, explotada, y con abusos de toda índole.

Señor te pido por la intercesión de los niños inocentes para poder apaliar esta tremenda injusticia, que nos atañe a todos.

jueves, 27 de diciembre de 2007

SAN JUAN EVANGELISTA



Este apóstol tuvo la inmensa dicha de ser el discípulo más amado por Jesús. Y se ha hecho muy famoso por haber compuesto el cuarto evangelio.
Nació en Galilea. Era hijo de Zebedeo y hermano de Santiago el Mayor. Su oficio era el de pescador. Parece que fue uno de los dos primeros discípulos de Jesús, junto con Andrés. Los dos eran también discípulos de Juan Bautista y un día al escuchar que el Bautista señalaba a Jesús y decía: "Este es el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo", se fueron detrás de Él. Jesús se volvió y les dijo: "¿Qué buscan?". Ellos le respondieron: "Señor: ¿dónde habitas?". Y Jesús les dijo: "Vengan y verán". Y se fueron con él y estuvieron en su compañía toda la tarde recibiendo sus enseñanzas. Durante toda su vida, jamás Juan podrá olvidar el día, la hora y el sitio en que se encontró por primera vez con Jesucristo. Fue el momento más decisivo de su existencia.
Juan estaba después un día con su hermano Santiago, y con sus amigos Simón y Andrés, remendando las redes a la orilla del lago, cuando pasó Jesús y les dijo: "Vengan conmigo y los haré pescadores de almas". Inmediatamente, dejando a su padre y a su empresa pequeña, se fue con Cristo a dedicarse para siempre y por completo a extender el Reino de Dios.
Juan evangelista hizo parte, junto con Pedro y Santiago, del pequeño grupo de preferidos que Jesús llevaba a todas partes y que presenciaron sus más grandes milagros. Los tres estuvieron presentes en la Transfiguración, y presenciaron la resurrección de la hija de Jairo. Los tres presenciaron la agonía de Cristo en el Huerto de los Olivos. Junto con Pedro, fue este apóstol encargado por Jesús de prepararle la Última Cena.
Al ver la mamá de Santiago y Juan que Jesús los prefería tanto, y aconsejada por ellos dos, que eran bien orgullosos, se atrevió a pedirle al Señor una gracia muy especial: que cuando él empezara a reinar, nombrara a Juan primer ministro y a Santiago ministro también. Jesús le respondió que el señalar los primeros puestos en el Reino de los cielos le correspondía al Padre Celestial, y que estos ya estaban determinados para otros. Los demás apóstoles se indignaron contra estos dos vanidosos, pero Jesús aprovechó aquella ocasión para recordarles que en el Reino de los cielos ocuparán los primeros puestos los que se hayan dedicado a prestar servicios humildes a los demás.
A Juan y su hermano Santiago les puso Jesús un sobrenombre: "Hijos del trueno". Y esto se debió a que un día fueron los apóstoles a pedir hospedaje en un pueblo de samaritanos (que odiaban a los judíos) y nadie les quiso proporcionar nada. Entonces estos dos hermanos, que eran violentos, le propusieron a Jesús que les mandara a aquellos maleducados samaritanos alguno de los rayos que tenía desocupados por allá en las nubes. Jesús tuvo que regañarlos porque no habían comprendido todavía que Él no había venido a hacer daño a ninguno, sino a tratar de salvar a cuantos más pudiera. Más tarde estos dos hermanos tan vanidosos y malgeniados, cuando reciban el Espíritu Santo, se volverán humildes y sumamente amables y bondadosos.
En la Última Cena tuvo el honor de recostar su cabeza sobre el corazón de Cristo.
Juan Evangelista fue el único de los apóstoles que estuvo presente en el Calvario al morir Jesús. Y recibió de Él en sus últimos momentos el más precioso de los regalos. Cristo le encomendó que se encargara de cuidar a la Madre Santísima María, como si fuera su propia madre, diciéndole: "He ahí a tu madre". Y diciendo a María: "He ahí a tu hijo".
El domingo de la resurrección, fue el primero de los apóstoles en llegar al sepulcro vacío de Jesús. Se fue corriendo con Pedro (al oír la noticia de que el sepulcro estaba vacío), pero como era más joven, corrió a mayor velocidad y llegó primero. Sin embargo por respeto a Pedro lo dejó entrar a él primero y luego entró él también y vio y creyó que Jesús había resucitado.
Después de la resurrección de Cristo, cuando la segunda pesca milagrosa, Juan fue el primero en darse cuenta de que el que estaba en la orilla era Jesús. Luego Pedro le preguntó al Señor señalando a Juan: "¿Y éste qué será?". Jesús le respondió: "Y si yo quiero que se quede hasta que yo venga, a ti qué?". Con esto algunos creyeron que el Señor había anunciado que Juan no moriría. Pero lo que anunció fue que se quedaría vivo por bastante tiempo, hasta que el reinado de Cristo se hubiera extendido mucho. Y en efecto vivió hasta el año 100, y fue el único apóstol al cual no lograron matar los perseguidores.
Después de recibir el Espíritu Santo en Pentecostés, Juan iba con Pedro un día hacia el templo y un pobre paralítico les pidió limosa. En cambio le dieron la curación instantánea de su enfermedad. Con este milagro se convirtieron cinco mil personas, pero los apóstoles fueron llevados al tribunal supremo de los judíos que les prohibió hablar de Jesucristo. Pedro y Juan les respondieron: "Tenemos que obedecer a Dios, antes que a los hombres". Los encarcelaron, pero un ángel llegó y los libertó. Otra vez los pusieron presos y les dieron 39 azotes a cada uno. Ellos salieron muy contentos de haber tenido el honor de sufrir esta afrenta por amor al Señor Jesús, y siguieron predicando por todas partes.
Juan, para cumplir el mandato de Jesús en la cruz, se encargó de cuidar a María Santísima como el más cariñoso de los hijos. Con Ella se fue a evangelizar a Éfeso y la acompañó hasta la hora de su gloriosa muerte.
El emperador Dominiciano quiso matar al apóstol San Juan y lo hizo echar en una olla de aceite hirviente, pero él salió de allá más joven y más sano de lo que había entrado, entonces fue desterrado de la isla de Patmos, donde fue escrito el Apocalipsis.
Después volvió otra vez a Éfeso donde escribió el Evangelio según San Juan, que es el libro que lo ha hecho tan famoso. Este libro tiene un estilo elevadísimo e impresionantemente hermoso. Agrada mucho a las almas místicas, y ha convertido a muchísimos con su lectura.
A San Juan Evangelista lo pintan con un águila al lado, porque es el escritor de la Biblia que se ha elevado a más grandes alturas de espiritualidad con sus escritos. Ningún otro libro tiene tan elevados pensamientos como en su evangelio.
Dice San Jerónimo que cuando San Juan era ya muy anciano se hacía llevar a las reuniones de los cristianos y lo único que les decía siempre era esto: "hermanos, ámense los unos a otros". Una vez le preguntaron por qué repetía siempre lo mismo, y respondió: "es que ese es el mandato de Jesús, y si lo cumplimos, todo lo demás vendrá por añadidura".
San Epifanio dice que San Juan murió hacia el año cien, a los 94 años de edad. Poco antes había ido a un monte tenebroso a convertir a un discípulo suyo que se había vuelto guerrillero, y lo logró convertir volviéndolo bueno otra vez. Dicen los antiguos escritores que amaba mucho a todos pero que les tenía especial temor a los herejes porque ellos con sus errores pierden muchas almas.
San Juan Evangelista: consíguenos de Dios la gracia especial de leer con fe y cariño tu santo evangelio, y obtener de su lectura gran provecho para nuestra alma.
Dios es amor (San Juan).




miércoles, 26 de diciembre de 2007

SAN ESTEBAN.


Dichoso tú Esteban: que por proclamar tu amor a Cristo en la tierra te fuiste a acompañarlo a Él en el cielo. Haz que seamos muchos, muchísimos los que con nuestras palabras y buenas obras nos declaremos amigos y seguidores de Jesús en esta vida y seamos sus compañeros en el gozo eterno del Paraíso. Amén.

Este santo se llama "protomártir", porque tuvo el honor de ser el primer mártir que derramó su sangre por proclamar su fe en Jesucristo.
Esteban era uno de los hombres de confianza de los apóstoles. La S. Biblia, en los Hechos de los Apóstoles narra que cuando en Jerusalén hubo una protesta de las viudas y pobres que no eran israelitas porque en la distribución de las ayudas se les daba más preferencia a los que eran de Israel que a los pobres que eran del extranjero, los 12 apóstoles dijeron: "A nosotros no nos queda bien dejar nuestra labor de predicar por dedicarnos a repartir ayudas materiales". Y pidieron a los creyentes que eligieran por voto popular a siete hombres de muy buena conducta y llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, para que se encargaran de la repartición de las ayudas a los pobres. Y entre los siete elegidos, resultó aclamado Esteban (junto con Nicanor, Felipe y otros). Fueron presentados a los apóstoles los cuales oraron por ellos y les impusieron las manos, quedando así ordenados de diáconos (palabra que significa "ayudante", "servidor". Diácono es el grado inmediatamente inferior al sacerdote).
Los judíos provenientes de otros países, al llegar a Jerusalén empezaron a discutir con Esteban que les hablaba muy bien de Jesucristo, y no podían resistir a su sabiduría y al Espíritu Santo que hablaba por medio de él. Siempre les ganaba las discusiones. Lo llevaron ante el Tribunal Supremo de la nación llamado Sanedrín, para acusarlo con falsos testigos, diciendo que él afirmaba que Jesús iba a destruir el templo y a acabar con las leyes de Moisés. Y los del tribunal al observarlo vieron que su rostro brillaba como el de un ángel.
Esteban pronunció entre el Sanedrín un impresionante discurso en el cual fue recordando toda la historia del pueblo de Israel (Está en el Capítulo 7 de los Hechos de los Apóstoles) y les fue echando en cara a los judíos que ellos siempre se habían opuesto a los profetas y enviados de Dios, terminando por matar al más santo de todos, Jesucristo el Salvador. Al oír esto, ellos empezaron a rechinar de rabia. Pero Esteban lleno del Espíritu Santo miró fijamente al cielo y vio la gloria de Dios y a Jesús que estaba en pie a la derecha de Dios y exclamó: "Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del hombre en pie a la derecha de Dios". Entonces ellos llenos de rabia se taparon los oídos y se lanzaron contra él.
Lo arrastraron fuera de la ciudad y lo apedrearon. Los que lo apedreaban dejaron sus vestidos junto a un joven llamado Saulo (el futuro San Pablo que se convertirá por las oraciones de este mártir) y que aprobaba aquel delito. Mientras lo apedreaban, Esteban decía: "Señor Jesús, recibe mi espíritu". Y de rodillas dijo con fuerte voz: "Señor, no les tengas en cuenta este pecado". Y diciendo esto, murió. Unos hombres piadosos sepultaron a Esteban y la comunidad hizo gran duelo por él.
Dichoso tú Esteban: que por proclamar tu amor a Cristo en la tierra te fuiste a acompañarlo a Él en el cielo. Haz que seamos muchos, muchísimos los que con nuestras palabras y buenas obras nos declaremos amigos y seguidores de Jesús en esta vida y seamos sus compañeros en el gozo eterno del Paraíso. Amén.

viernes, 21 de diciembre de 2007

SANTA FRANCISCA JAVIERA CABRINI.



Santa
Francisca Javiera Cabrini
(1850-1917)


Patrona de los Emigrantes
y
Fundadora de las Misioneras
del Sagrado Corazón




"No olvidemos que seguimos al Buen Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, que es manso y humilde de corazón. Jamás echemos una cucharada de amargura en la vida de los demás. No seamos duras ni bruscas con nadie. Que los que nos traten se vayan siempre contentos de haber sido tratados amablemente por nosotras".

Francisca Javiera Cabrini (1850-1917)

Nació en la Lombardía italiana, en Sant´Angelo Logidiano el 15 de Julio de 1850, de Agustín y Stela; la penúltima de once hermanos. Es una familia corriente de campesinos cristianos. La niña se confirma con ocho años y hace la primera comunión a los nueve.

Cursa sus estudios y el primer trabajo como maestra es en el pueblo que se llama Vidardo. Allí desempeña además una importante labor apostólica y social.

Luego la vemos como superiora en el Hospicio de la Providencia en Codoño. Pero fue una aventura que duró poco y acabó mal porque el obispo tuvo que disolver aquella fundación: eran pocas y mal avenidas. Con este motivo, el obispo que conocía sus posibilidades, su inclinación a las misiones y la rectitud de su vida le recomienda que haga una fundación misionera.

Han nacido las Misioneras del Sagrado Corazón. En 1907 obtiene la aprobación Pontificia y comienzan siete profesas.

En poco tiempo se multiplican sobremanera; cuando muere Francisca Javiera a los sesenta y siete años ha fundado personalmente sesenta y siete casas entre Europa (Italia, Francia, Inglaterra, España), EE. UU. (Nueva York, Nueva Orleáns, Los Ángeles, Chicago, Filadelfia), y América Central (Costa Rica, Panamá, Nicaragua...).

Ella siempre alimentó en su alma impulsiva, generosa y valiente la posibilidad de llevar y extender el Evangelio en las tierras de Oriente Lejano, concretamente en China. Quizá por eso de niña se divertía haciendo barquitos de papel y al ponerlos en el río para que los llevara adelante la corriente les decía ¡A China! No pudo hacerlo. Fue el propio papa León XIII quien le sugirió un cambio de ciento ochenta grados encaminándola a la atención misionera en América centrándose en los emigrantes italianos que pasaban dificultades de todo tipo a principios de siglo. Esos emigrantes salieron ganando: hospitales, orfanatos, colegios, asilos ... les llegaron con Francisca Javiera y las Misioneras. Y sobre todo, instrucción, formación religiosa, el cariño testimonial de la caridad. Bueno, en realidad no fueron sólo los emigrantes italianos... la iglesia enterera se enriqueció.

Murió el 22 de diciembre del año 1917 y la canonizó el papa Pío XII en 1943.

Oración:

Santa Francisca Javiera Cabrini: te pedimos por
todos los americanos, los del norte y los del sur, y
por toda la juventud en peligro. No dejes de trabajar y de interceder en el cielo por los que todavía
luchamos con peligros en esta tierra.

viernes, 14 de diciembre de 2007

SAN JUAN DE LA CUZ


Dios, Padre nuestro, que hiciste a tu presbítero san Juan de la Cruz modelo perfecto de negación de sí mismo y de amor a la cruz, ayúdanos a imitar su vida en la tierra para llegar a gozar de tu gloria en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.


Nace en Fontiveros (Ávila-España) en 1542. De niño, al quedar huérfano de padre, se gana la vida con servicios varios en un hospital. A 21 años viste el hábito carmelita en Medina, el año 1563. Estudia filosofía y teología en Salamanca y se ordena sacerdote en 1567. El mismo año se encuentra con Teresa de Ávila, la reformadora de las carmelitas, que lo convence a iniciar también él la reforma de los carmelitas, proyecto que le gana persecuciones y la prisión. Humillado y marginado, pero lleno de una alegría que nada ni nadie le puede arrebatar, pasa al gozo eterno el 14 de diciembre de 1591 en /beda, a 49 años. Son célebres sus pensamientos: “En el atardecer de tu vida serás examinado sobre el amor”, “Donde no hay amor, siembra amor y recogerás amor”. Nos ha dejado tres magníficas obras sobre su extraordinaria experiencia mística: Cántico Espiritual, Comentarios al Cántico Espiritual y Subida al Monte Carmelo, La llama de amor viva. Es patrono de los místicos y de los poetas.

San Juan de la Cruz, nos ha dejado una gran síntesis de espiritualidad, ciencia, y de experiencia mística cristiana.

“Gocémonos, Amado,
y vámonos a ver en tu hermosura,
al monte y al collado
do mana el agua pura.
Entremos más adentro en la espesura”

¡Cuán manso y amoroso recuerdas en mi seno,
donde secretamente solo moras! Y en tu aspirar sabroso de bien y gloria lleno ¡cuán delicadamente me enamoras!

San Juan de la Cruz.

martes, 4 de diciembre de 2007

SANTA BÁRBARA VIRGEN Y MARTIR.



Santa Bárbara, mártir

Según la leyenda recibida de Metaphrastes (siglo X), Sta. Bárbara es una joven conversa de los primeros siglos de la era cristiana quién fue encerrada por su padre pagano en su castillo para forzarla a la apostasía. Al no conseguirlo la asesinó y el mismo murió fulminado por un rayo.

Fiesta: 4 de diciembre. El hecho de que no aparezca en el calendario litúrgico pos-Vaticano no significa que la Iglesia la haya descartado. Pero se ha querido dar lugar en la liturgia a otros santos cuyas vidas están mejor documentadas. Según el Misal Romano previo a 1970, su martirio ocurrió en Nicomedia bajo el emperador Maximinus Thrax.

Se le representa con manto rojo, cáliz de la sangre de Cristo, rama de olivo, corona y espada, todos ellos símbolo del martirio.

Es la patrona de la artillería, Armeros, Fundidores, Mineros, Prisioneros, Bomberos, Ejércitos, Pirotécnicos,
arquitectos, albañiles, cavadores de tumbas, fundadores, y protectora contra el rayo, fuego, muerte repentina e impenitencia.

Tristemente, la religión de la Santería la ha tomado como uno de sus dioses lo cual nada tiene que ver con la auténtica veneración a la santa. Ella murió por ser fiel a nuestro Señor Jesucristo y por eso es testimonio para todos.

lunes, 3 de diciembre de 2007

SAN FRANCISCO JAVIER







El 7 de abril de 1506 nació en el Castillo de Javier un niño al que llamaron Francisco. Sus padres eran dos nobles locales, María de Azpilcueta y Juan de Jaso, aunque en el futuro Francisco utilizaría siempre el apellido Javier.

Fue enviado a estudiar Literatura y Filosofía en la Sorbona de París. Hasta entonces, y aún durante algunos años, su mayor ambición era devolver a su familia el honor de antes de la guerra, en la que resultó empobrecida y humillada por la derrota.

Después de ocho años, a punto ya de terminar sus estudios, conoció al que desde entonces sería su mejor amigo, Iñigo de Loyola. Con paciencia, habilidad y muchos ejemplos personales, Iñigo fue mostrando a Francisco lo banal de los bienes materiales, repitiendo una frase del evangelio que terminó por convencerle de lo absurdo de su posición: "¿De qué te sirve ganar todo el mundo, todos los honores y riquezas si luego pierdes tu alma?"

Decidido ya a dedicar su vida a predicar el evangelio, viajó con Iñigo a Roma, donde se presentó ante el Papa Pablo III y fue ordenado sacerdote. Fue uno de los siete primeros religiosos con los que Iñigo, que con el tiempo sería canonizado como San Ignacio de Loyola, fundó la Compañía de Jesús o Comunidad de Padres Jesuitas.

Algún tiempo después, Javier expresaría muy gráficamente las nuevas prioridades de su vida: "¡Qué descanso vivir muriendo cada día, por ir contra nuestro propio querer, buscando no los propios intereses sino los de Jesucristo!"

La vocación misionera de Francisco le llevó primero a Italia y Portugal, para luego embarcar con rumbo a las Indias Orientales en calidad de nuncio del Papa. En La India predica tres años y tres meses, atendiendo una leprosería.

Realizó trece viajes de evangelización por La India, donde obtuvo entre las clases populares un éxito abrumador. Dormía en sus pobres chozas, compartía su arroz y sólo bebía agua. Viajó a Malaca durante seis meses y en varias islas de Las Molucas se detuvo durante un año y medio.

Su único equipaje eran su libro de oraciones y su incansable ánimo para enseñar, curar a enfermos, aprender idiomas extraños y bautizar conversos por millares. Dedicaba las noches a la oración y, si no lograba vencer el sueño, se acostaba unas horas en el suelo, junto al sagrario.

También solía dormir en los hospitales para estar cerca de los enfermos y le gustaba dar catequesis a los niños. Muy lejos ya de sus ambiciones materiales, solía exclamar: "Basta Señor: si me mandas tantos consuelos me vas a hacer morir de amor".

Cuando los enfermos eran demasiados para poder atenderlos a todos, entregaba a los niños su rosario, que llevaba siempre al cuello, y su solo contacto curaba a muchos de ellos de su enfermedad. Estas curaciones milagrosas las atribuía al poder de Dios, y en ningún modo a su propia santidad, que la gente solía atribuirle ya en vida.

Su predicación era constante y tenaz, regresando una y otra vez con diferentes medios hasta conseguir transmitir la fe a las personas a que se dirigía. Todos los que lo conocieron le describieron como una persona muy alegre y optimista, dispuesta a trasmitir a los demás la felicidad que le producía haber sido escogido por Dios para difundir su palabra.

Entonces regresa durante algo más de un año a La India y Malaca, donde conoce a Yajiro, samurai japonés al que bautizará como Paolo de Santa Fe. El le habló de un país en que tenían universidades y la gente se guiaba por la razón.

La isla había sido ya citada por Marco Polo con el nombre de Cipango, y algunos pocos occidentales la habían visitado unos años antes. Acompañado por sus compañeros jesuitas Cosme de Torres y Juan Fernández, embarcó en Cochin para un viaje de cuarenta y dos días a bordo de un junco pirata, enfrentándose a tifones y temporales.


Llegaron a Kagosima el 15 de agosto de 1549. Arropados por la familia de Yajiro y más tarde autorizados por el caudillo Shimazu Takahisa, fueron los primeros difusores del cristianismo entre "la mejor gente hasta ahora descubierta", como los definió Javier, pero con creencias profundamente arraigadas en el budismo y el sintoísmo.

Los propios sacerdotes bonzos del templo Fukushoji mantuvieron con ellos y sus prédicas una actitud benevolente y receptiva, manteniendo intensos debates filosóficos y religiosos. Los problemas entre ambas culturas empezarían tras la partida de Javier, culminando en una persecución y masacre de cristianos que se desarrolló durante siglos. En la actualidad menos del 1 % de la población japonesa es cristiana.

Javier tuvo que vestirse elegantemente y ejercer los títulos de nuncio papal y embajador del rey de Portugal porque los caciques japoneses despreciaban su pobre atuendo de misionero. En Hirado, Yamaguchi y Miyako estará dos años y tres meses, para luego regresar a La India.

Emprendió su último viaje con rumbo a China, país cerrado a los extranjeros pero en el que Javier depositaba grandes esperanzas. Fue abandonado y enfermó en la isla de Sancian, donde soportó estoicamente los sufrimientos de su enfermedad entre oraciones a Jesús y María.

Murió allí mismo el 3 de diciembre de 1552. A su entierro asistieron únicamente un catequista que lo acompañaba, un portugués y dos negros. Ese mismo día, el Cristo de nogal del siglo XIV, que aún se conserva, sudó sangre en la capilla del castillo de Javier.

Fue canonizado por el Papa Gregorio XV en 1622 y Pío X lo nombró Patrono de todos los misioneros. Sus restos, que fueron encontrados incorruptos al realizar su traslado, se conservan en Goa, ciudad portuguesa de la India donde situó su centro de evangelización.

En la carretera a Yesa se sitúa una Exposición Misional que relata las andanzas de San Francisco Javier por medio de paneles y dioramas. Este santo, patrono de la Comunidad Foral de Navarra, está considerado el más representativo de los misioneros cristianos y, en una época de peligros e incógnitas, uno de los primeros viajeros de la historia.

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