TODOS LOS SANTOS

miércoles, 10 de diciembre de 2014

SANTA EULALIA MARTIR



SANTA EULALIA MARTIR

Eulalia, era una joven cristiana, de apenas doce años, que, aleccionada por el ejemplo de los mártires, se enciende en deseos de dar su sangre por Cristo. Habiéndose proclamado por orden de Daciano, el cruel prefecto de Diocleciano, en el 304, un decreto obligando a la adoración de los dioses paganos, sus padres la retiran (al campo o a una torre, según distintas versiones), pero ella escapa y va a la ciudad de Mérida, se presenta ante el juez y da allí un testimonio público en favor de los cristianos; lo que le provoca ser torturada y martirizada.

HIMNO
Gloria, honor a la Mártir de Cristo
que en la arena luchando valiente,
esmaltó con su sangre inocente
de pureza el virgíneo cendal:
Y hoy ostenta vibrante la palma
que en el cielo su triunfo pregona,
mientras Cristo su frente corona
con la gloria del lauro inmortal.

Pura azucena, morado lirio,
rosa fragante, flor de martirio;
flor que embalsamas de auras de cielo
nuestros hogares: Cuando tu vuelo
como paloma posaste aquí,
tú ser quisiste, desde ese día,
amparo de siempre, consuelo y guía
del que en sus penas se acoge aquí.

Tú nos bendices desde la altura
donde en tu Iglesia, radiante y pura
luce tu imagen como la aurora,
mirando a un pueblo que canta y ora,
e implora siempre tu protección;
Que allí tu trono quiso fijar Dios quiso
como trasunto del paraíso,
como promesa de bendición.

Mártir de Cristo, Virgen sagrada,
a quien Dios hizo nuestra abogada;
por ti alentados, la vida entera
seguir queremos nuestra carrera
bajo tu sombra y en tu loor,
cantar fervientes himnos de gloria,
como trofeo de tu victoria,
como tributo de nuestro amor.

ORACIÓN
Oh Dios, fuente de todos los bienes, que para llevarnos a la confesión de tu nombre te has servido incluso del martirio de los niños, haz que tu Iglesia, alentada por el ejemplo de Santa Eulalia de Mérida, virgen y mártir, no tema sufrir por ti y desee ardientemente la gloria del premio eterno. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén 

sábado, 22 de noviembre de 2014

VIDA DE SANTA CECILIA MARTIR


Santa Cecilia, patrona de la Música, con recursos audiovisuales

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Santa Cecilia, patrona de la Música, con recursos audiovisuales
Una de las santas más conocidas y veneradas a lo largo de la historia cristiana ha sido Cecilia de Roma. Universalmente reconocida como patrona de la música, esta mártir primitiva ya tenía una amplia veneración y reconocimiento por parte de la comunidad cristiana en el siglo IV de nuestra era, y posteriormente se la ha conmemorado tanto en Oriente como en Occidente. Su nombre también es de los que figuran entre las santas mujeres mártires conmemoradas en el Canon de la Misa. Pero, ¿sabemos realmente quién fue esta mártir tan reverenciada?
Su nombre y su vida
Comencemos por el nombre, que es romano de origen(Caecilia) y significa "ciega". Lo más probable es que fuera un nombre común entre las mujeres de su gens, quizá por alguna antepasada (o antepasado) que fue ciego. Era tradición en las altas familias romanas mantener un nombre o un apodo a modo de nombre a lo largo de generaciones. Existen muchos Cecilias y Cecilios en la historia antigua romana, por lo que el origen del nombre está fuera de discusión. La etimología del nombre que da Jacopo della Voragine en la Leyenda Áurea, según la cual Cecilia provendría de "Coeli Lilia" (lirio del cielo), me parece errónea e interesada; y además no sería la primera vez que este autor incurre en errores graves de etimología.
Felizmente, no existe ninguna duda acerca de su existencia histórica, pero no está nada claro cuándo vivió y sufrió el martirio. Así pues, partiendo de que no se conoce la fecha exacta de su martirio, a ello hay que añadir que su passio, legendaria y sin la menor credibilidad histórica, fue redactada después del marco propuesto para su muerte –entre los siglos I y IV-; como suele suceder en la mayoría de casos. ¿Qué nos dice esta passio sobre ella?
Cecilia era hija de una noble familia romana (la gens Metela) que había sido educada cristianamente, pero a la que prometieron, en contra de sus deseos, a un joven noble romano llamado Valeriano, cuando en realidad ella ya le había consagrado su virginidad a Cristo (el mismo papa Urbano le había impuesto el velo de las vírgenes). El día de su boda, en medio de la algarabía de músicos y bailarines, ella cantaba a Dios en su corazón rogándole que la mantuviera pura. Cuando estuvo sola con su marido le anunció que tenía un ángel guardando su virginidad y que no podía tocarla. Como Valeriano quisiera ver ese ángel, Cecilia lo mandó al tercer miliario de la Via Appia, donde las catacumbas, y fue convertido y bautizado por Urbano. Regresando a donde Cecilia, vio al ángel y se comprometió a respetar la pureza de su esposa, fueron ambos coronados de lirios por el ser celestial, y llegando luego a su presencia Tiburcio, hermano de Valeriano, fue también convertido y bautizado. Como se dedicaran los dos hermanos a realizar buenas obras y a sepultar mártires cristianos, fueron denunciados ante Almaquio, prefecto de Roma, y después de interrogados y juzgados, decapitados en el Pago Triopius (a 6 km de Roma). Con ellos se convirtió y fue también martirizado un tal Máximo. Cecilia los sepultó a los tres en un sepulcro nuevo grabado con un ave fénix (símbolo pagano de la resurrección) en el cementerio de Pretextato; y luego distribuyó los bienes de su marido entre los pobres antes de que el prefecto, como era costumbre, se los incautara. Cecilia fue luego arrestada y condenada a morir asfixiada en los vapores del baño de su casa –otras versiones la ponen escaldada viva en una olla de agua hirviente, algo impensable en una mujer de su alcurnia- pero al salir ilesa, trataron de decapitarla. Tras tres golpes de espada la cabeza no se desprendía, por lo que agonizó durante tres días, y a la llegada de Urbano, le legó su casa para que la hiciese iglesia y murió, mostrando tres dedos de una mano y una de la otra (esto se ha interpretado, bien como que Cecilia quería referirse a la Santísima Trinidad, "Un solo Dios verdadero y tres personas"; o bien que quería referirse a que había vivido tres días de un solo martirio). Urbano la hizo enterrar en el cementerio de Calixto, junto a la cripta de los Papas.
Hasta aquí la passio, que no merece credibilidad por su escaso rigor histórico. ¿Por qué? Tengamos en cuenta que Cecilia no es mencionada en la Depositio Martyrum del siglo IV. No la mencionan ni los poemas de San Dámaso, ni los de Prudencio. Tampoco hablan de ella ni San Jerónimo, ni San Agustín, y ni siquiera aparece en el calendario de la Iglesia de Cartago. Y no han llegado hasta nosotros las verdaderas Actas de su martirio. Todo lo que tenemos es esta passio, escrita en el siglo V, por un escritor anónimo, y que no está fundada en documentos antiguos. Tan sólo unos escasos datos podrían tener cierta verosimilitud. Pero veamos lo que dicen los expertos acerca de este tema. Erbes dice que el autor se inspiró en la Historia persecutionis vandalicae de Victor de Vita y que es anterior, concretamente del siglo IV. En este libro, hay una historia similar a la de la passio de Cecilia. También tiene episodios copiados de otras dos obras: el Apologético de Tertuliano y el Tractatus de Trinitate de San Agustín. En resumen: la historia que todos conocemos sobre Santa Cecilia es un compendio de relatos ficticios con intención devota. No merecen credibilidad.
Sobre cuándo pudo haberse ubicado el martirio de Cecilia, los autores proponen un auténtico baile de fechas en los que no entraré por no cansar al lector con nombres y cifras. Digamos simplemente que hay muchos autores con diferentes propuestas y que el marco establecido ronda entre el año 177 (s. I) y la mitad del siglo IV... vamos, un margen de muy escasa precisión, que coge prácticamente todas las persecuciones cristianas habidas. ¿Y qué hay del día del martirio? La passio nada dice al respecto, pero la mayoría de fuentes hagiográficas lo ubican el 22 de noviembre, fecha en que actualmente la celebramos.
Hoy lo dejaremos aquí para no cansaros, pero seguiremos hablando sobre su culto y sus reliquias, y en un tercer artículo, sobre la cuestión de su patronazgo sobre la música, que tiene mucho intríngulis. Sólo dos cuestiones fundamentales a remarcar: es una mártir real, auténtica, una persona histórica, que existió de verdad. Sin embargo, no se sabe absolutamente nada de su vida y tampoco cuándo vivió.
¿Cómo han llegado las reliquias de la Santa a nosotros?
El relato lo tenemos en la biografía de San Pascual I (817-824), donde leemos que, en el año 821, "estando haciendo reformas en la iglesia de la mártir, se le apareció en sueños una joven de aspecto angelical que se identificó como Cecilia, sierva de Cristo. Estando obsesionado el pontífice con que el rey longobardo Astolfo lo había sustraído [el cuerpo de ella] en el año 756, Cecilia le dice que eso no es cierto y le invita a que busque sus reliquias y las coloque en la iglesia que San Pascual estaba reconstruyendo. El papa las encuentra en el cementerio de Pretextato, no en el de Calixto y las traslada junto con las de Valeriano, Tiburcio y Máximo a la iglesia".Esta iglesia es la actual Santa Cecilia In Trastevere, donde podemos aún hoy venerar sus restos.
Pero he aquí otro error de la passio: ella no estaba sepultada en el cementerio de Calixto, sino en el de Pretextato. Duchesne arregla el asunto diciendo que previamente al papa Pascual I se había llevado a Cecilia junto al cuerpo de su esposo y de su cuñado, pero, ¿es esto realmente así?
En cualquier caso, Pascual I dispuso que el cuerpo de la mártir fuese colocado dentro de un ataúd de madera de ciprés y éste dentro de un sarcófago de mármol. En otro dispuso que fueran colocados Valeriano, Tiburcio y Máximo; y en un tercero a los también mártires Urbano y Lucio, que también habían ido a parar allí. Estos tres sarcófagos se encuentran actualmente en la confessio, en la cripta bajo el altar mayor de esta iglesia, donde podemos venerarlos (y no, como comúnmente se suele creer, donde está la imagen yacente de mármol esculpida por Stefano Maderna, que es simplemente eso: una estatua). La cabeza de Cecilia, sin embargo, no está ahí: fue colocada en un cofre de plata, que en tiempos de San León IV fue llevada a la Basílica de los Cuatro Santos Coronados.
El reconocimiento de estas reliquias se llevó a cabo el 19 de octubre de 1599, bajo supervisión del cardenal Sfondrati, que extrajo los sarcófagos de debajo el altar mayor. Ella estaba incorrupta, y no acostada, sino recostada del lado derecho y con las piernas encogidas, como si estuviese durmiendo. Así lo dice literalmente el acta de reconocimiento: "Visebaturque non ut assolet in sepulchro resupinum positum corpus, sed ut in lecto iacens, supra dexterum cubare latus, et contractis nonnisi ad modestiam genibus, ut durmientes imaginem redderet potius quam defunctae". Este hallazgo del cuerpo en estas condiciones probablemente inspiró la decisión de no tocarla en absoluto: no se extrajeron reliquias de ella, ni un fragmento. Por lo tanto, todos los relicarios sueltos que haya por la cristiandad y que se atribuyan a ella, con la excepción de la cabeza, son evidentemente falsos.
En el año 1600 Antonio Bosio reeditó la famosa passio, dedicándola a Sfondrati y añadiendo el episodio del reconocimiento de las reliquias. Pero en el mismo año del reconocimiento, acabado éste, fueron puestas a veneración pública las reliquias de la Santa hasta el día 22 de noviembre de 1599, con la ocasión de la festividad, momento en que fueron devueltas a la cripta, hasta día de hoy. Ante ellas pasaron media Roma, más de cuarenta cardenales (San Roberto Belarmino, entre ellos) el futuro León XI y el futuro Pablo V. Ahí fue cuando la vio el escultor barroco Stefano Maderno, y tomando el modelo, esculpió la imagen yacente de mármol que de sobra conocemos.
Tocado el tema de las reliquias y del lugar donde actualmente han quedado –la cripta de Santa Cecilia In Trastevere- conviene hablar también de la que fue su segunda tumba en las catacumbas de Calixto. Su descubrimiento lo menciona De Rossi en su segundo tomo de la obra "Roma Soterranea" (año 1854). Como decíamos, estaba en la cripta de los papas del cementerio de Calixto. Había una inscripción en negro, en forma de libro, que rezaba: "Decori sepulchri S. Conciliar martyris......" sobre unos ladrillos decorados en amarillo y negro con una inscripción en griego que rezaba: "Señor, ayuda a tu siervo Juan. Amén". Vamos, lo que viene siendo un típico graffiti de peregrino que llega al sitio y quiere dejar constancia de su visita, lo mismo que hacen hoy en día turistas y viajeros. Otros graffitis de sacerdotes fueron hallados junto a éste: de Prando, Benedicto, Sergio, Crescencio, Esteban, León, Lupo, Bonifacio... vamos, que era un lugar bastante frecuentado.
De Rossi argumenta que tales grafitos podrían datar de época de San Pascual I, es posible que sean anteriores porque entonces el cuerpo de la mártir no estaba aún allí, en el cementerio de Calixto, sino que el Papa lo halló en el de Pretextato como va dicho. En lo alto del lucernario de la cripta de los papas y de Santa Cecilia en el dicho cementerio de Calixto estaba pintada la Santa, de aspecto juvenil y en actitud orante, también una cruz y dos ovejas.
¿Por qué es patrona de la Música?
Es universalmente reconocida como patrona de los músicos y ningún Santo posterior le ha arrebatado este papel en la cultura y devoción cristianas, ni siquiera aquellos que sí fueron músicos en su vida terrenal, o protegieron la música mediante el mecenazgo. ¿Por qué? Vamos a verlo.
Por sorprendente que nos parezca a los que estamos acostumbrados a asociarla a la música, hasta pasada la Edad Media realmente no tuvo nada que ver con tal. De hecho, durante la Edad Media, el patrón de los músicos fue San Juan Bautista (!!). Esto se debe, en primer lugar, porque a su nacimiento su padre Zacarías entonó el Benedictus, y éste acabó por convertirse en el himno oficial de laudes que se cantaba diariamente por las mañanas en las comunidades monásticas. Y en segundo lugar porque algo tendrá que ver eso de "Oíd la voz que clama en el desierto..." y buena voz debió tener el Precursor para predicar en esas zonas tan yermas y abiertas, donde la voz la engulle el viento. Aunque en principio ni una cosa ni otra tengan mucho que ver con el canto en sí (en todo caso, ¿no debió ser Zacarías, y no Juan, el escogido como protector de los músicos?). Sin embargo a partir del Renacimiento es Cecilia, la mártir romana, quien reemplaza al Bautista en esta función de protectora de los músicos.
No fue un cambio brusco, de la noche a la mañana. En Historia las cosas jamás son así. Ya en muchos manuscritos medievales iluminados, así como en tablas góticas, Cecilia empezó a ser representada con un atributo que nos recuerda claramente al canto y a la música: una ave canora, esto es, un pajarito de especie indefinida, posado en sus dedos, que sin duda alude a esas especies de aves que tienen una gran capacidad de canto y entonación para atraer a las hembras. Son los primeros indicios que luego se convertirán en atributos más sonantes en este sentido: los instrumentos musicales. Pero incluso célebres artistas góticos como Cimabue y el Beato Angélico la representaron únicamente con la palma del martirio. Nada musical había aún en ella.
Pero antes de seguir con la iconografía, la pregunta esencial: ¿por qué una antigua mártir romana que jamás había tenido nada que ver con la música, de repente empieza a aparecer con atributos musicales? Como era de esperar, esto es a causa de una interpretación errónea de un pasaje de su –ya de por sí- inventada passio. Concretamente el pasaje "cantantibus organis illa in corde suo decantabat" (que se traduce como "mientras sonaban los instrumentos, ella cantaba a Dios en su corazón"). Se refiere al pasaje que menciona su boda con Valeriano y comenta que mientras sonaban los instrumentos y la algarabía de los músicos y bailarines en el salón del banquete, ella interiormente le rogaba a Dios que la preservara virgen en su noche de bodas. Esto se ha quedado anclado en el oficio divino dedicado a la Santa el día de su fiesta, donde el himno de maitines ("in corde suo soli Domino decantabat") y en laudes y vísperas, donde una antífona reza:"Cantantibus organis, Concilia Domino decantabat dicens: Fiat cor deum inmaculatum ut non confundar"("cantaba diciendo, Dios, haz mi corazón inmaculado para que no sea confundida").
A partir de esta interpretación, que data del siglo XV, empezó a creerse que Cecilia era músico o cantora, cuando sabemos que en la Antigüedad, y especialmente en la sociedad romana, a las mujeres de alta alcurnia no se les permitía aprender música ni canto; y no por machismo, sino porque el canto y la música eran consideradas actividades libertinas, de baja estofa, propias de gentuza y de esclavos, y por tanto indignas de una matrona romana. Pero, ¿es que fue Cecilia una matrona romana? ¡Eso si aceptamos la passio! Y como ya vimos, es inventada, por lo que ni podemos afirmar ni negar nada. No sabemos nada de ella.
Pero dejando aparte estas divagaciones, aún queda ver cómo posteriores interpretaciones, todavía peores que esta primera, propias del desvirtuamiento del latín clásico, llegaron a traducir este pasaje como "y mientras sonaba el órgano, ella cantaba a Dios...". "Organis" traducido como "órgano", ¡un instrumento musical que no existió hasta la época barroca, y por tanto, mucho menos existía en la Antigüedad! Y hete aquí que Cecilia empezó a aparecer, no ya oyendo sonar el órgano, sino tocándolo ella misma... un instrumento inexistente en su época, una actividad indigna de su supuesto estatus. El colmo de los despropósitos.
Posteriormente, en el arte ya tardío, manierista y neoclásico, se ha querido arreglar este desastre poniéndola como cantora, o dándole instrumentos más propios de la época, como arpas o liras; pero lo cierto es que siguen siendo instrumentos musicales que sólo se hubiera permitido manejar a una esclava. Por último, hay quien propone que quizá organis hiciera referencia a los instrumentos, no de música, sino de tortura ("y mientras la torturaban, ella cantaba al Señor en su corazón"); lo cual es bellísimo, pero igualmente ridículo: a una matrona de su alcurnia jamás se la hubiera sometido a tortura, pues la ciudadanía romana la preservaba de ello. Vuelvo a insistir: eso si aceptamos la passio, que no es aceptable.
Es por esto que desde la mitad del siglo XVI, especialmente en Francia, todos los músicos la festejan como patrona, hasta día de hoy, el 22 de noviembre. Pero como hemos visto, es más que probable que ella jamás tuviese nada que ver con la música o el canto, ya que todas las interpretaciones posteriores que se lo atribuyen son tardías y basadas en un error de lectura de una passio que ya es legendaria en sí misma. Mientras tanto, nuestra pobre Cecilia sigue cargando con instrumentos de música allá donde va, y si no fuera por esto, quién sabe si haría tiempo que hubiera sido olvidada como tantas otras. Bienvenido sea, pues, tal error, y sigan invocándola los músicos y cantores, para que su memoria no se pierda.
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domingo, 21 de septiembre de 2014

NOVENA A SANTA TERESITA DEL NIÑO JESÚS


ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
¡Santa Teresita! Vengo a tus plantas lleno de confianza a pedirte favores. La cruz de la vida me pesa mucho, y no encuentro más que espinas entre sus brazos. ¡Florecita de Jesús! envía sobre mi alma una lluvia de flores de gracia y de virtud para que pueda subir el Calvario de la vida embriagado en sus perfumes. Mándame una sonrisa de tus labios de cielo y una mirada de tus hermosos ojos... Que valen más tus caricias que todas las alegrías que el mundo encierra. ¡Dios mío! Por intercesión de Santa Teresita dadme fuerza para cumplir exactamente con mi deber, y concededme la gracia que en esta novena le pido. Amén.

Rezar a continuación la oración del día que corresponda:
DÍAS
1 | 2 | 3 | 4 | 5 | 6 | 7 | 8 | 9

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

Jaculatoria. ¡Oh santita sin igual! Enséñanos el "caminito" de tu infancia espiritual.
Oración. ¡Gloriosa santita mía! Espero confiadamente me alcanzarás de Dios la gracia especial que en esta novena te pido. Yo en cambio, prometo imitar, con todas mis fuerzas, tus heroicos ejemplos, y apropiarme de las páginas de tu vida encantadora para que tenga la dicha de gozar de Dios en tu compañía en la patria de los santos. En tanto, quiero, cual tu, oh Florecita de Jesús, "deshojar" en la tierra las flores de mis caricias a los pies del Amor de los Amores y cantar a lo divino tus encantadoras armonías:

"Por solo tus amores,
Jesús mi bien amado,
En ti mi vida puse,
mi gloria y porvenir;
Y ya que para el mundo
soy una flor marchita,
No tengo más anhelo
que amándote, morir…"

DÍA PRIMERO [Ir al principio de esta página]

Comenzar con la oración de todos los días.
Oración. ¡Florecita de Jesús! Por aquel volcán de amores que inflamó tu corazón, cuyos divinos ardimientos fueron el dulce martirio que consumió tu vida "con ansias de amores inflamada", haz que también yo, ¡oh santa Teresita! a solo Dios entregue totalmente mi corazón con todas sus esperanzas y con todos sus ensueños, para que le transforme y le resucite y le salve. Amén.
Petición. Tres Avemarías, jaculatoria y oración final de todos los días.

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DÍA SEGUNDO [Ir al principio de esta página]

Comenzar con la oración de todos los días.
Oración. ¡Florecita de Jesús! Por los perfumes de santidad que exhalaste durante tu vida, escondida cual humilde violeta en el jardín del Carmelo, haz que pueda también mi alma, libre de los malos olores del pecado, agradar a Dios con el suave olor de las virtudes cristianas. Amén.
Petición. Tres Avemarías, jaculatoria y oración final de todos los días.

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DÍA TERCERO [Ir al principio de esta página]

Comenzar con la oración de todos los días.
Oración. ¡Florecita de Jesús! Por los pasos de inocencia y de candor que diste en la florida senda de tu caminito, que fue camino de infancia espiritual, haz que los pasos de mi vida no corran por los derroteros de la perdición; sino que, pasito a paso, suba la senda -cuesta arriba- que conduce a la gloria. Amén.
Petición. Tres Avemarías, jaculatoria y oración final de todos los días.

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DÍA CUARTO [Ir al principio de esta página]

Comenzar con la oración de todos los días.
Oración. ¡Florecita de Jesús! Por la celestial pureza que adornó tu corazón cual los lirios a los valles y la "nieve" a las alturas alcánzame, azucena del Carmelo, la pureza en pensamientos, palabras y obras. Defiéndeme en la tentación, y cubre con las azucenas de tu pureza la fealdad de éste pobre corazón mío inquieto y apasionado. Amén.
Petición. Tres Avemarías, jaculatoria y oración final de todos los días.

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DÍA QUINTO [Ir al principio de esta página]

Comenzar con la oración de todos los días.
Oración. ¡Florecita de Jesús! Por el empeño grande que pusiste en "pasar por la Tierra haciendo bien", y en esparcir en los corazones el amor y la esperanza, haz que también yo pase mi vida sembrando bondades para recibir allá arriba el galardón seguro del ciento por uno con la vida perdurable y feliz. Amén.
Petición. Tres Avemarías, jaculatoria y oración final de todos los días.

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DÍA SEXTO [Ir al principio de esta página]

Comenzar con la oración de todos los días.
Oración. ¡Florecita de Jesús! Por aquella continua tendencia de "empequeñecerse" que fue el tema de tu santa vida, haz sepa también yo ser un "alma tan pequeñita" que encuentre la verdadera grandeza en los brazos del sacrificio y de la Cruz; y aprenda a ser grande en lo pequeño y amar la humildad... la "pequeñez", para entrar más fácilmente por las puertas de la gloria al gozo eterno. Amén.
Petición. Tres Avemarías, jaculatoria y oración final de todos los días.

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DÍA SÉPTIMO [Ir al principio de esta página]

Comenzar con la oración de todos los días.
Oración. ¡Florecita de Jesús! Por aquel martirio tan continuado que sufrió tu espíritu en la incesante negación de la naturaleza, haz que aprenda a negar mis caprichos y veleidades y a pagar, cual tú, los desprecios del prójimo con una sonrisa heroica y celestial. Amén.
Petición. Tres Avemarías, jaculatoria y oración final de todos los días.

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DÍA OCTAVO [Ir al principio de esta página]

Comenzar con la oración de todos los días.
Oración. ¡Florecita de Jesús! Por la paciencia admirable con que supiste disimular y sufrir las enfermedades que en la Cruz te pusieron, ¡oh! que pueda yo también, santita mía, llevar si no con alegría, a lo menos en conformidad con la voluntad de Dios los achaques y miserias de este cuerpo de barro para que un día resulte embellecido en la gloria. Amén.
Petición. Tres Avemarías, jaculatoria y oración final de todos los días.

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DÍA NOVENO [Ir al principio de esta página]

Comenzar con la oración de todos los días.
Oración. ¡Florecita de Jesús! Por el heroico valor con que apuraste el cáliz hasta las "heces" en el trance amargo de tu agonía; y por la dulce calma con que esperaste la fría llamada de la muerte, pueda yo también cerrar los ojos a esta vida mortal repitiendo las hermosas palabras que al morir pronunciaste: "Oh... ¡Le amo!.. . ¡Dios mío... os...amo!". Amén.
Petición. Tres Avemarías, jaculatoria y oración final de todos los días.



miércoles, 30 de julio de 2014

SAN LEOPOLDO DE CASTELNOVO



Leopoldo de Castelnovo (Adeodato Mandic), Santo 
Capuchino, 30 de julio Apóstol de  la Confesión
Martirologio Romano En Pavía, ciudad de Italia, san Leopoldo (Bogdan) de Castelnuovo Mandic, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, que ardió de celo por la unidad de los cristianos y gastó toda su vida trabajando para la reconciliación de los mismos (1942).

El P. Leopoldo, llamado en el siglo Adeodato Mandic, nació en Castelnovo de Càttaro o Herceg-Novi (Croacia) el 12 de mayo de 1866, siendo el penúltimo de doce hijos. Todavía joven, se sintió llamado por Dios a trabajar por la unidad de los Ortodoxos a la Iglesia católica. Para ello, se trasladó a la región de Venecia y, a la edad de 16 años, ingresó en el noviciado capuchino de Udine (Italia), con la ilusión de ir más tarde a Oriente como misionero.

Ordenado de sacerdote en 1890, pidió a los superiores permiso para marchar a misiones, pero nunca se lo concedieron, entre otras razones, por su frágil constitución física y su delicado estado de salud, así como un pequeño defecto de pronunciación que le hacía penosa la predicación. No obstante, supo buscar la realización de su ideal allá donde le enviaba la obediencia. Se dedicó a las diversas tareas que le encomendaron los superiores, hasta centrarse en el ministerio de la confesión.

Durante cuarenta años, y hasta la víspera de su muerte, estuvo siempre dispuesto a acoger, escuchar, consolar y reconciliar a innumerables penitentes en una pequeña habitación aneja al convento de los Capuchinos en Padua. Murió, a la edad de 76 años, el 30 de julio de 1942: mientras se preparaba para celebrar la misa, le dio un ataque cerebral que le causó poco después la muerte, mientras sus hermanos cantaban la Salve a la Virgen. 

Pablo VI lo beatificó el 2 de mayo de 1976, y Juan Pablo II lo canonizó el 16 de octubre de 1983, dentro del Año Santo de la Reconciliación y precisamente durante la VI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que tenía como tema central «La reconciliación y la penitencia en la misión de la Iglesia».

martes, 22 de julio de 2014

SANTA MARÍA MAGDALENA





Subiste al Calvario
Hechizada de amor
Subiste al Calvario
Llena de dolor.

María magdalena
Qué gran lección
Acompañaste a la Madre
En la prueba mayor.

En bebida en tu dolor
No conociste al señor
Cuan grande fue tu amor
Que todo te lo perdono.

Intercede por este pobre pecador
Que sabe que ha pecado y pide perdón
Jesús lo que le pidas no te lo va a negar
Eres el consuelo a nuestra pobre humanidad.


 Autora: Mercedes Ramos.



María Magdalena en la Biblia
¿Dónde se encuentra María Magdalena en la Biblia?


María Magdalena aparece mencionada en todos los evangelios de la Biblia. Es mencionada por nombre, sin alusión a una relación matrimonial o de familia, y está presente en todas los momentos más importantes de la vida de Jesús: durante su ministerio y periodo de hacer milagros, y durante la Crucifixión, su entierro y la Resurrección. María Magdalena es tanto la receptora como la testigo de los milagros de Jesús.
El milagro de la sanación de María Magdalena
El milagro de la sanación de María Magdalena por Jesús aparece en los pasajes bíblicos de Lucas 8:2 y Marcos 16:9.
En Lucas 8:2, Jesús ejerce su ministerio y va por campos y pueblos predicando su mensaje. Va seguido de los apóstoles y de un grupo de mujeres a quienes había sanado de espíritus malignos. Este pasaje menciona que "María, llamada Magdalena" era una de ellas. Había sido liberada por Jesús de siete demonios.
El pasaje de Marcos repite esta información, y se piensa que una parte del pasaje fue añadida más tarde.
El pasaje de Lucas no menciona en ningún lugar que María Magdalena fuera prostituta o pecadora. La investigadora Cynthia Bourgeault, en su libro The Meaning of Mary Magdalene (El significado de María Magdalena) hace notar que el pasaje de Lucas también es importante para entender quién fue María Magdalena porque identifica a las mujeres como seguidoras, lo que las convierte en discípulas al mismo nivel que los hombres. Jesús no excluyó a las mujeres de su ministerio, sino que las incluyó como miembros completos de su grupo.
Al ser liberada de siete demonios, María Magdalena vivió en carne propia el milagro de sanación que ofrecía Jesús a los que tenían fe. Este milagro la transformó de tal manera que la convirtió en la testigo que lo acompañó hasta después de la muerte. María Magdalena en la Biblia es el ejemplo del poder de conversión del corazón humano.
María Magdalena como testigo de la Crucifixión
Todos los evangelios mencionan a las mujeres y seguidores de Jesús como testigos de la Crucifixión. Mateo 27:55-56 y Marcos 15:40 la mencionan por nombre, mientras que Lucas 23:49 menciona que las mujeres observaban desde la distancia. En pasajes anteriores incluía a María Magdalena entre ese grupo de mujeres. Sin embargo, Juan 19:25 pone a María Magdalena junto María, la madre de Jesús, y María, la esposa de Cleofas, al pie de la cruz.Esta es la imagen que la mayoría de las personas recrean cuando piensan en la Crucifixión de Jesús, con María Magdalena de pelo largo suelto, rojo o rubio, llorando a los pies del Maestro.
María Magdalena y la tumba de Jesús
Los pasajes de Mateo 27:61, Marcos 15:47 y Lucas 23:55-56 mencionan o implican a María Magdalena como presente en el momento en que José de Arimatea lleva el cuerpo de Jesús a la tumba. En el pasaje de Lucas, las mujeres se van a preparar los ungüentos con que embalsamarán el cuerpo. Pero en el pasaje de Mateo dice "Y estaban allí María Magdalena, y la otra María, sentadas delante del sepulcro". María Magdalena se mantiene presente por un tiempo indefinido, velando el cuerpo de Jesús aún después de que todo el mundo se va.
María Magdalena en la Biblia: "Apóstol de Apóstoles"
María Magdalena es la primera testigo del milagro de la Resurrección, lo que la convierte en Apóstol de Apóstoles, la persona que Jesús escoge para llevar el mensaje de su regreso a la vida. Todos los evangelios la mencionan en este importante momento:
Mateo 28:1-10
Marcos 16:1-11
Lucas 24:1-11
Juan 20:1-18
En algunos de estos pasajes, María Magdalena llega a la tumba acompañada de otras mujeres. Su papel es siempre el de testigo y mensajera de la noticia de la Resurrección a los demás apóstoles.
En Juan 20:1-18 su papel es más dramático. Llorando en la tumba cuando ya Pedro y el otro apóstol se han ido, tiene un encuentro con Jesús a solas. Él le encomienda llevar la noticia a los demás. Que no le creen.
Al menos en los evangelios de la Biblia, el trabajo de María Magdalena como testigo de la pasión, crucifixión y resurrección de Jesucristo está completo. Este encuentro la convierte en la primera persona en reconocer la presencia gloriosa de su rabboni, y en la primera en anunciarlo públicamente al mundo. Ella es la testigo principal del gran milagro de la Resurrección.
Con el tiempo, la Biblia fue interpretada de diversas maneras, que convirtieron a María Magdalena en prostituta uniendo varias "Marías" en una sola. Hoy en día se le reconoce como apóstol, esposa de Jesucristo, santa, inspiradora de su propio evangelio y la representante secreta de la Diosa en el cristianismo. Su recuerdo sobrevive y su importancia para el corazón humano se revela cada día más.
 

jueves, 26 de junio de 2014

José María Robles Hurtado Mártir Mexicano, Junio 26









Sacerdote, Escritor, Fundador y Mártir Mexicano
Junio 26

Primeros Años

Nació el 3 de mayo de 1888 en Mascota, Jalisco, población enclavada en un pequeño valle de la Sierra Madre, a 200 kilómetros al oeste de Guadalajara, casi en línea recta hacia Puerto Vallarta, de la que dista 100 Km. Hijo de Antonio Robles y Petronila Hurtado. Fue bautizado el mismo día de su nacimiento. Recibió la confirmación el 10 de marzo de 1896. Hizo su Primera Comunión el 12 de septiembre de 1896. Inició sus estudios en la escuela oficial y continuó su instrucción primaria en la escuela parroquial. Pero la mayor influencia educativa la recibió en su hogar, sobre todo de su madre, mujer profundamente cristiana.

En el seminario menor

En 1900 ingresó al Seminario de Guadalajara. En 1904 estuvo a punto de dejar el Seminario al sufrir varias enfermedades y pretextando pueriles penalidades; pero sus padres, con amor y energía, le hicieron recapacitar en la sublimidad de su vocación, y al practicar unos ejercicios espirituales se afianzó en su vocación. Uno de los males que lo aquejaban, eran fuertes dolores de cabeza, por vista cansada, que desaparecieron al adaptarle los lentes, que usó por el resto de su vida.

En el seminario mayor

Era inteligente y muy estudioso, por lo que siempre se distinguió con máximas calificaciones. Fue tonsurado en enero de 1905. Siendo estudiante de Teología, en 1908 acompaña a uno de sus profesores, Don Ignacio Plascencia, nombrado Obispo de Tehuantepec, para misionar durante cuatro meses y medio en el estado de Oaxaca. En 1911 recibió el Subdiaconado y el Diaconado; un año más tarde le confiaron los cargos de vice-rector y ecónomo del Seminario.

Sacerdocio

Poco antes de cumplir los 25 años de edad, fue ordenado sacerdote el 22 de marzo de 1913 en el templo de la Soledad de Guadalajara, por el Excmo. Sr. Arzobispo Francisco Orozco y Jiménez. Sus primeros ministerios estables empezaron en Guadalajara. Fue capellán de las “Siervas de Jesús Sacramentado”, y director del “Instituto del Sagrado Corazón” (primaria y preparatoria) que desapareció con el avance de las fuerzas de Obregón. En Mayo de 1914 fue enviado a su natal Mascota en vacaciones forzadas y adelantadas.

Escritor

No podía regresar a Guadalajara porque había represalias contra el clero, permaneció en Mascota hasta 1916. Allí se dedicó a escribir algunos folletos de inspiración ascética: “Esclavos del Corazón de Jesús en María”, “Tratado sobre la Oración”, “Conozcámosle” y “Anhelos del Corazón Eucarístico de Jesús”.
Otros de sus escritos que se han publicado son: “Vía-crucis Eucarístico”, “Novena en honor de la Bienaventurada (ahora Santa) Margarita María Alacoque", “Las Virtudes”, “Enseñanzas Espirituales” (este último es un compendio de los Consejos, Cartas Colectivas, Escritos Varios y Testamento; todos dirigidos a sus Hijas Religiosas). 
El estilo del Padre José María Robles en sus cartas es llano, sencillo y de naturaleza afectuosa. Su poesía es totalmente religiosa: se cuentan 60 composiciones en verso (dramáticas unas, líricas otras) y 56 himnos vertidos al latín.

Fundador
Siendo capellán en Mascota de las religiosas del “Verbo Encarnado”, y durante la celebración de la Misa, en la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, 11 de junio de 1915, tuvo la inspiración de fundar una congregación religiosa cuyo carisma se inspiraba en el pensamiento: “Ya no verdugos, sino víctimas del Corazón Eucarístico de Jesús”.

En 1916 fue destinado como ministro a la Parroquia de Nochistlán, Zacatecas, cuyo párroco era el Sr. Cura Román Adame (ahora Santo Mártir). Allí fue nombrado profesor del Seminario Auxiliar y en su ministerio dio pruebas innumerables de obediencia, piedad, laboriosidad y abnegación. Por unos cuantos días fue trasladado como ministro a Mexticacán, Jalisco, pero regresó nuevamente a Nochistlán.

El 27 de diciembre de 1918 fundó la congregación de “Víctimas del Corazón Eucarístico de Jesús”, después de vencer serios obstáculos y siempre con ejemplar sumisión a las autoridades eclesiásticas. Siete fueron las hermanas fundadoras.

Párroco

En diciembre de 1920 fue nombrado párroco de Tecolotlán, Jalisco. Desde su primer sermón se ganó la confianza y admiración de sus feligreses y con su fervorosa predicación comenzó a encender en el corazón de todos el amor al Sacratísimo Corazón de Jesús. Una de sus primeras preocupaciones fue visitar el hospital y al encontrarlo en ruinas concibió la idea de reedificar la finca.

Formó grupos de fieles para integrarlos a la labor parroquial, sin distinción de clases, sexos o edades. Tuvo especiales atenciones para los obreros, a quienes exhortaba a la fraternidad y a la observancia de una vida netamente cristiana.

Se ganó la simpatía de sus feligreses por brindarles un trato siempre amable, de sincera amistad, de estímulo al cumplimiento de sus deberes.

Se distinguió por la perseverancia y constancia en superar los obstáculos, como el caso de la fundación de su congregación, pero su virtud relevante era el amor al Corazón de Jesús y su deseo vehemente de salvar a los hombres. Celebraba la santa Misa con mucho fervor y trataba de infundir en sus feligreses el amor a la Eucaristía.

Ama
ba entrañablemente a la Santísima Virgen. Lleno de caridad para con todos se prodigaba en el confesionario y en la atención a los enfermos. Por medio de la prensa propagó la doctrina cristiana y el apostolado del Sagrado Corazón de Jesús, publicó un periódico que llamó: “Luz del Hogar”.


Persecución Religiosa

Con motivo de la persecución religiosa tuvo que ocultarse desde el 2 de enero de 1927, puesto que el Gobierno Federal le había declarado una persecución más severa desde que colocó una Cruz en “La Loma”, cercana a Tecolotlán, considerando este hecho como un delito.

Desde la casa donde estaba escondido vigilaba y oraba por sus feligreses, a los que nunca quiso abandonar. En ese tiempo se dedicó a escribir las normas que habrían de regir a la comunidad religiosa fundada por él.

El 26 de febrero de 1927, al conocer la orden dada por Gobernación para que fueran aprehendidos los sacerdotes, exclamó lleno de fe: “Estamos en las manos de Dios”. Y poco después, cuando le rogaron que huyera para evitar que lo mataran, contestó sonriendo “¡Ah, si el Corazón Eucarístico me llevara!”.

Martirio

El 25 de junio de 1927 se disponía a celebrar la santa Misa cuando llegaron los soldados y sitiaron la casa de la familia Agraz, luego entraron a catearla por orden expresa del Coronel Calderón, quien había recibido telegráficamente esta orden:
“Procédase con todo rigor en contra del cura rebelde”.
Los soldados tomaron prisionero al Padre José María Robles y lo condujeron al cuartel de los agraristas donde pasó el resto del día y parte de la noche. Se iniciaron algunas diligencias ante los jefes militares para lograr su libertad pero fueron rechazadas hasta con groserías.
En la noche un grupo de jovencitas lograron acercarse a la prisión y recibieron, por conducto de los vigilantes, su breviario en donde venían unos versos en honor del Sagrado Corazón y de la Santísima Virgen. Era una última manifestación de su gran amor al Corazón de Jesús y la aceptación gustosa del martirio:

Quiero amar tu corazón,
Jesús mío, con delirio,
quiero amarte con pasión,
quiero amarte hasta el martirio.

Con el alma te bendigo,
mi sagrado corazón.
Dime: ¿se llega el instante
de feliz y eterna unión?

Tiéndeme, Jesús, los brazos,
pues tu “pequeñito soy”;
de ellos, al seguro amparo,
a donde lo ordenes, voy.

Al amparo de mi Madre
y de su cuenta corriendo
yo, su “pequeño” del alma,
vuelo a sus brazos sonriendo.

Un padre que espera a sus hijos todos allá en el Cielo.

A media noche, sujeto con cuerdas, fue sacado de la cárcel y obligado a caminar rumbo a la sierra de Quila. Un soldado al notar que se le dificultaba caminar, le cedió el caballo.

Al llegar a la parte más alta de la sierra, los soldados se detuvieron a los pies de un frondoso roble. El Padre José María comprendió que lo iban a ahorcar, perdonó a sus verdugos, y al acercarse uno de los agraristas, que era su compadre, llamado Enrique Vázquez, le dijo:
“Compadre, no te manches”.

Y tomándole la soga de entre las manos se la colocó el mismo. Los soldados consumaron el crimen y lo bajaron poco tiempo después ordenando a unos arrieros que dieran aviso a la gente de la ranchería de Quila que allí estaba un ajusticiado; era la madrugada del 26 de junio de 1927.

Vinieron algunas personas de una carbonera cercana y sepultaron superficialmente el cadáver, sin reconocer que era el del Señor Cura de Tecolotlán. Al día siguiente, 27 de junio, fue exhumado por gente de Quila y llevado a la población donde lo velaron y le dieron sepultura.

Sus reliquias
El 26 de Junio de 1932, fueron trasladados sus restos de Quila al templo Expiatorio de Guadalajara, con autorización del Sr. Obispo D. José Garibi Rivera. Sus reliquias reposan bajo el altar de la Capilla en la Casa General de sus hijas religiosas, las “Hermanas del Corazón de Jesús Sacramentado”, nuevo nombre de la congregación fundada por el Padre José María Robles.

Ubicada en la calle Churubusco 366, Sector Libertad, de la ciudad de Guadalajara, Jalisco. Ahí mismo se puede visitar un Museo dedicado en su honor, donde se explica de manera detallada su vida y su obra; también se pueden observar algunos de sus escritos originales, admirar muchas fotografías de él, de su familia, de los lugares donde vivió y algunas de sus pertenencias: ropa, muebles y diversos objetos dedicados al culto sagrado que él usó durante su vida.

Camino a los altares

Son muchos los que ofrendaron sus vidas en un período que abarca veintidós años, prácticamente de 1915 a 1937, proclamando siempre con fuerte voz y corazón ferviente el grito: “Viva Cristo Rey y Santa María de Guadalupe”.

El proceso de Canonización se inició desde el 27 de junio de 1933. Analizadas las circunstancias particulares de estos testigos de Cristo, quedaron 25 seleccionados que merecieron recibir el título oficial de Mártires, el 4 de febrero de 1992, fecha en la que se aprobó por unanimidad el título por la Congregación de Cardenales de la Iglesia Católica de Roma. Tres de ellos son seglares o laicos y veintidós son sacerdotes, en una lista que encabeza el Padre Cristóbal Magallanes, la mayoría nacidos en el Estado de Jalisco.

“Con firmes y razonados argumentos se comprobó hasta la evidencia, que estos veinticinco mexicanos, cristianos, bautizados en la fe católica, tuvieron muerte física violenta que, por los golpes, heridas y tormentos, que por odio a la fe cristiana les propinaron los perseguidores, y los mártires pacientemente, con conocimiento y libre voluntad, soportaron por amor a Cristo, porque la gracia de Dios los sostuvo para que con heroica fortaleza dieran testimonio con su sangre de la verdad del Evangelio y fueran así modelos de cristianos y sacerdotes fieles para el mundo de hoy”. (Ramiro Valdés Sánchez, Pbro.)

Beatificación

El Siervo de Dios José María Robles Hurtado fue beatificado por S.S. Juan Pablo II en la fiesta de Cristo Rey, el 22 de noviembre de 1992, durante el año del Quinto Centenario del Descubrimiento y Evangelización de América, en una ceremonia celebrada en la Basílica de San Pedro en el Vaticano, junto con sus 24 compañeros Mártires.

El milagro

En vista de su canonización la Postulación de la Causa presentó al juicio de la Congregación de las Causas de los Santos una curación tomada como maravillosa, atribuida a la intercesión de estos Beatos.

El caso pertenece a la señorita María del Carmen Pulido Cortés, que prestaba sus servicios de Química Farmacobióloga en un Hospital de Guadalajara, y comenzó a sufrir dolores en los pechos, en los cuales se podían apreciar al tacto dos nódulos.

El 17 de octubre del año 1991 se le hizo una mamografía y una ecografía y se encontraron quistes mamarios bilaterales y en vista de que dos de ellos habían crecido de una manera notable, el día 5 de noviembre siguiente se le operó para extirpar los nódulos de los pechos. De la inspección histológica resultó que se trataba de una grave “mastopatía fibrocística bilateral con prevalecencia de esclerosis y adenosis”.

Como la enferma era todavía joven de treinta años, los médicos afirmaron que la enfermedad duraría hasta la menopausia. Porque, aunque recibiera curaciones la enferma sufría frecuentes dolores de cabeza, vómitos, repugnancia a los alimentos y sus condiciones generales empeoraban cada vez más al grado de que se vio obligada a abandonar su trabajo y guardar cama, al mismo tiempo que caía en un estado depresivo, sin encontrar mejoría en las terapias.

Una segunda ecografía realizada el 7 de enero de 1993, reveló la presencia de cincuenta quistes pequeños de diversos tamaños distribuidos en los pechos.

Desde el inicio de su enfermedad María del Carmen había implorado su salud a Dios, por intercesión de los Siervos de Dios Cristóbal Magallanes y 24 compañeros, y con la esperanza de obtenerla, fue a Roma y asistió a la Beatificación de los Siervos de Dios, pero no logró lo que deseaba.

Vuelta al hogar siguió invocándolos, mientras que sus condiciones de salud empeoraban. El 30 de enero de 1993 le llevaron las reliquias de los Beatos y después de ponerlas con devoción sobre los pechos, después de unos dos o tres minutos, se levantó de la cama perfectamente sana.

Canonización

El 10 de marzo del Año Santo 2000, Jubileo de la Encarnación de Jesucristo, el Papa Juan Pablo II autorizó el decreto de la Canonización de los Veinticinco Mártires Mexicanos. 

El Beato José María Robles Hurtado fue canonizado el quinto domingo de Pascua, día 21 de mayo del Año Jubilar 2000, fecha dedicada exclusivamente a México, por S. S. Juan Pablo II, en ceremonia celebrada en la Plaza de la Basílica de San Pedro en el Vaticano, ante la presencia de más de 40 mil mexicanos, entre los que se encontraba un grupo de 150 de sus Hijas Religiosas, y algunos familiares. 

En dicha ceremonia también fueron canonizados sus 24 compañeros Beatos Mártires, encabezados por el Beato Cristóbal Magallanes; el Beato mexicano José María de Yermo y Parres, presbítero y fundador de la congregación de religiosas “Siervas del Sagrado Corazón de Jesús y de los Pobres”; la Beata mexicana María de Jesús Sacramentado (María Natividad) Venegas de la Torre, religiosa fundadora de la congregación “Hijas del Sagrado Corazón de Jesús”.

Su obra
Causa admiración el que a los 29 años tenga el Padre José María Robles tal sensatez espiritual para dar el enfoque fundamental de su obra: el Instituto Religioso. Indica en pocas palabras el fin principal de la Congregación:

“Amar, reparar y servir habitualmente al Corazón de Jesús en la Eucaristía. Aceptar gustosamente todos los sacrificios, aún el de la propia vida, por extender el reinado de amor del Corazón de Jesús y por la salvación de las almas. Trabajar únicamente por el Corazón de Jesús, en todas aquellas obras en que esté de por medio su gloria y la caridad para nuestros hermanos, por ejemplo: escuelas, catequesis, hospitales, asistencia de enfermos, asilos, etc.”.

Sus ansias por la realización de su proyecto, se deducen por sus escritos:

“Considero no tener mayor felicidad que la de entregar muchas almas al Corazón divino. Nuestra fundación es mi idea capital, la dulce esperanza que alienta mi pecho, y el fin de mi vida sacerdotal.”

Después de su martirio las noticias desalentadoras pululaban por doquier: “La Obra del Padre Robles, muere…”. Dispersas las Religiosas, obedeciendo prudentísima orden de recogerse con sus familias, esperaban y oraban…

Su Obra la confió a Dios y a la Santísima Virgen: no morirá, imposible perecer…

“No os engaño, siento íntimamente que vuestra Congregación es Obra del Corazón Eucarístico de Jesús, y que subsistirá si respondéis a las divinas exigencias, y dará copiosos y perennes frutos”.

La formal aprobación diocesana de la fundación fue dada el 11 de julio de 1933, por el Arzobispo Orozco y Jiménez, autorizado a su vez por la Sagrada Congregación de Religiosos de Roma, seis años después del martirio de San JOSE MARIA.

El 26 de enero de 1963, después de 45 años de estar solicitándola con perseverancia, el Papa Juan XXIII dio la aprobación definitiva de la Congregación.

La Congregación
creció rápidamente. Las bases de su expansión han sido, de una parte el que ofrece un camino a la santidad personal y, de la otra, el que para lograr dicha santidad se apoya en un apostolado muy humano. Enfermos, huérfanos, ancianos, pobres, ignorantes, así como niños y jóvenes deseosos de aprender, encuentran en las “Hermanas del Corazón de Jesús Sacramentado” un apoyo sólido y cariñoso, ya sea para aliviar su dolor o en sus deseos de crecer en sabiduría y santidad.


Cabe destacar que la semilla del Apostolado sembrada por San José María también ha dado frutos en África. A la fecha se cuenta con un grupo de 6 Hermanas Profesas y 12 Novicias de Angola, África. Así mismo en Perú, donde hay 3 religiosas de nacionalidad peruana.

Un deseo hecho realidad.

Uno de los grandes deseos de San José María era el de fundar, junto con la Congregación de Hermanas, una Congregación de Hermanos Sacerdotes. El padre Félix Rougier le recomendó dedicar todos sus esfuerzos a la fundación de una sola rama pues eran tiempos difíciles.

A través de la Congregación Hermanas del Corazón de Jesús Sacramentado y después de su fructífera labor en las misiones en África, fue aprobada por el Sr. Obispo Eugenio dal Corso, de Saurimo, Angola, la rama masculina en la Congregación, estando actualmente algunos aspirantes en preparación en el Seminario de Saurimo. 

Existe también un grupo de Misioneros Laicos del Corazón Eucarístico de Jesús, proyecto iniciado por la Madre Clara Genoveva HCJS, que se dedican a apoyar a las religiosas en los lugares donde existen misiones; por ejemplo en la región de las Huastecas: Huejutla, Hgo. y Tamazunchale, S. L. P. 

Oración

El Mártir Mexicano, San José María Robles Hurtado, nos ha legado el máximo testimonio de fe y de amor cristiano, nos dio prueba de su gran amor al Corazón Eucarístico de Jesús y a la Santísima Virgen, es heroico modelo de Vida Cristiana y nuestro poderoso intercesor ante Dios. Por todo ello le rezamos a Dios así:

Señor Dios nuestro, que concediste
al Santo José María Robles Hurtado:
amar y hacer amar al Corazón de
Jesús en la Eucaristía, practicar y
promover el verdadero amor a la
Santísima Virgen
, entregarse con

generosidad al servicio del prójimo
vivir con plenitud su sacerdocio y 
ser un fiel testigo de Cristo, hasta 
el martirio.

Ayúdanos a vivir, a ejemplo suyo, en
constante actitud de servicio y
solidaridad con los más necesitados.

(Petición)

San José María Robles,
apóstol incansable del Corazón
Eucarístico de Jesús… Ruega por
nosotros. 


  
Autor: Juan Manuel Robles Gil 

http://www.preguntasantoral.es/2011/08/san-jose-maria-robles-hurtado/


CAPILLA PAPAL PARA LA CANONIZACIÓN 
HOMILÍA DEL SANTO PADRE 

Domingo 21 de mayo de 2000
1. "No amemos de palabra ni de boca, sino con obras y según la verdad" (1 Jn 3, 18). Esta exhortación, tomada del apóstol Juan en el texto de la segunda lectura de esta celebración, nos invita a imitar a Cristo, viviendo a la vez en estrecha unión con Él. Jesús mismo nos lo ha dicho también en el Evangelio recién proclamado: "Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí" (Jn 15,4).
A través de la unión profunda con Cristo, iniciada en el bautismo y alimentada por la oración, los sacramentos y la práctica de las virtudes evangélicas, hombres y mujeres de todos los tiempos, como hijos de la Iglesia, han alcanzado la meta de la santidad. Son santos porque pusieron a Dios en el centro de su vida e hicieron de la búsqueda y extensión de su Reino el móvil de su propia existencia; santos porque sus obras siguen hablando de su amor total al Señor y a los hermanos dando copiosos frutos, gracias a su fe viva en Jesucristo, y a su compromiso de amar como Él nos ha amado, incluso a los enemigos.
2. Dentro de la peregrinación jubilar de los mexicanos, la Iglesia se alegra al proclamar santos a estos hijos de México: Cristóbal Magallanes y 24 compañeros mártires, sacerdotes y laicos; José María de Yermo y Parres, sacerdote fundador de las Religiosas Siervas del Sagrado Corazón de Jesús, y María de Jesús Sacramentado Venegas, fundadora de las Hijas del Sagrado Corazón de Jesús.
Para participar en esta solemne celebración, honrando así la memoria de estos ilustres hijos de la Iglesia y de vuestra Patria, habéis venido numerosos peregrinos mexicanos, acompañados por un nutrido grupo de Obispos. A todos os saludo con gran afecto. La Iglesia en México se regocija al contar con estos intercesores en el cielo, modelos de caridad suprema siguiendo las huellas de Jesucristo. Todos ellos entregaron su vida a Dios y a los hermanos, por la vía del martirio o por el camino de la ofrenda generosa al servicio de los necesitados. La firmeza de su fe y esperanza les sostuvo en las diversas pruebas a las que fueron sometidos. Son un precioso legado, fruto de la fe arraigada en tierras mexicanas, la cual, en los albores del Tercer milenio del cristianismo, ha de ser mantenida y revitalizada para que sigáis siendo fieles a Cristo y a su Iglesia como lo habéis sido en el pasado.
3. En la primera lectura hemos escuchado cómo Pablo se movía en Jerusalén "predicando públicamente el nombre del Señor. Hablaba y discutía también con los judíos de lengua griega, que se propusieron suprimirlo" (Hch 9, 28-29). Con la misión de Pablo se prepara la propagación de la Iglesia, llevando el mensaje evangélico a todas las partes. Y en esta expansión, no han faltado nunca las persecuciones y violencias contra los anunciadores de la Buena Nueva. Pero, por encima de las adversidades humanas, la Iglesia cuenta con la promesa de la asistencia divina. Por eso, hemos oído que "la Iglesia gozaba de paz [...] Se iba construyendo y progresaba en la fidelidad al Señor y se multiplicaba animada por el Espíritu Santo" (Hch 9,31).
Bien podemos aplicar este fragmento de los Hechos de los Apóstoles a la situación que tuvieron que vivir Cristóbal Magallanes y sus 24 compañeros, mártires en el primer tercio del siglo XX. La mayoría pertenecía al clero secular y tres de ellos eran laicos seriamente comprometidos en la ayuda a los sacerdotes. No abandonaron el valiente ejercicio de su ministerio cuando la persecución religiosa arreció en la amada tierra mexicana, desatando un odio a la religión católica. Todos aceptaron libre y serenamente el martirio como testimonio de su fe, perdonando explícitamente a sus perseguidores. Fieles a Dios y a la fe católica tan arraigada en sus comunidades eclesiales a las cuales sirvieron promoviendo también su bienestar material, son hoy ejemplo para toda la Iglesia y para la sociedad mexicana en particular.
Tras las duras pruebas que la Iglesia pasó en México en aquellos convulsos años, hoy los cristianos mexicanos, alentados por el testimonio de estos testigos de la fe, pueden vivir en paz y armonía, aportando a la sociedad la riqueza de los valores evangélicos. La Iglesia crece y progresa, siendo crisol donde nacen abundantes vocaciones sacerdotales y religiosas, donde se forman familias según el plan de Dios y donde los jóvenes, parte notable del pueblo mexicano, pueden crecer con esperanza en un futuro mejor. Que el luminoso ejemplo de Cristóbal Magallanes y compañeros mártires os ayude a un renovado empeño de fidelidad a Dios, capaz de seguir transformando la sociedad mexicana para que en ella reine la justicia, la fraternidad y la armonía entre todos.
4. "Éste es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y que nos amemos unos a otros tal como nos lo mandó" (1 Jn 3, 23). El mandato por excelencia que Jesús dio a los suyos es amarse fraternalmente como él nos ha amado (cf. Jn 15,12). En la segunda lectura que hemos escuchado, el mandamiento tiene un doble aspecto: creer en la persona de Jesucristo, Hijo de Dios, confesándolo en todo momento, y amarnos unos a otros porque Cristo mismo nos lo ha mandado. Este mandamiento es tan fundamental para la vida del creyente que se convierte como en el presupuesto necesario para que tenga lugar la inhabitación divina. La fe, la esperanza, el amor llevan a acoger existencialmente a Dios como camino seguro hacia la santidad.
Este se puede decir que fue el camino emprendido por José María de Yermo y Parres, que vivió su entrega sacerdotal a Cristo adhiriéndose a Él con todas sus fuerzas, a la vez que se destacaba por una actitud primordialmente orante y contemplativa. En el Corazón de Cristo encontró la guía para su espiritualidad, y considerando su amor infinito a los hombres, quiso imitarlo haciendo la regla de su vida la caridad.
El nuevo Santo fundó las Religiosas Siervas del Sagrado Corazón de Jesús y de los Pobres, denominación que recoge sus dos grandes amores, que expresan en la Iglesia el espíritu y el carisma del nuevo santo. Queridas hijas de San José María de Yermo y Parres: vivid con generosidad la rica herencia de vuestro fundador, empezando por la comunión fraterna en comunidad y prolongándoda después en el amor misericordioso al hermano, con humildad, sencillez y eficacia, y, por encima de todo, en perfecta unión con Dios.
5. "Permaneced en mí y yo en vosotros [...] El que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada" (Jn 15, 4.5). En el evangelio que hemos escuchado, Jesús nos ha exhortado a permanecer en Él, para unir consigo a todos los hombres. Esta invitación exige llevar a cabo nuestro compromiso bautismal, vivir en su amor, inspirarse en su Palabra, alimentarse con la Eucaristía, recibir su perdón y, cuando sea el caso, llevar con Él la cruz. La separación de Dios es la tragedia más grande que el hombre puede vivir. La savia que llega al sarmiento lo hace crecer; la gracia que nos viene por Cristo nos hace adultos y maduros a fin de que demos frutos de vida eterna.
Santa María de Jesús Sacramentado Venegas, primera mexicana canonizada, supo permanecer unida a Cristo en su larga existencia terrena y por eso dio frutos abundantes de vida eterna. Su espiritualidad se caracterizó por una singular piedad eucarística, pues es claro que un camino excelente para la unión con el Señor es buscarlo, adorarlo, amarlo en el santísimo misterio de su presencia real en el Sacramento del Altar.
Quiso prolongar su obra con la fundación de las Hijas del Sagrado Corazón de Jesús, que siguen hoy en la Iglesia su carisma de la caridad con los pobres y enfermos. En efecto, el amor de Dios es universal, quiere llegar a todos los hombres y por eso la nueva Santa comprendió que su deber era difundirlo, prodigándose en atenciones con todos hasta el fin de sus días, incluso cuando la energía física declinaba y las duras pruebas que pasó a lo largo de su existencia habían mermado sus fuerzas. Fidelísima en la observancia de las constituciones, respetuosa con los obispos y sacerdotes, solícita con los seminaristas, Santa María de Jesús Sacramentado es un elocuente testimonio de consagración absoluta al servicio de Dios y de la humanidad doliente.
6. Esta solemne celebración nos recuerda que la fe comporta una relación profunda con el Señor. Los nuevos santos nos enseñan que los verdaderos seguidores y discípulos de Jesús son aquellos que cumplen la voluntad de Dios y que están unidos a Él mediante la fe y la gracia.
Escuchar la Palabra de Dios, armonizar la propia existencia, dando el primer espacio a Cristo, hace que la vida del ser humano se configure a Él. "Permaneced en mí y yo en vosotros", sigue siendo la invitación de Jesús que debe resonar continuamente en cada uno de nosotros y en nuestro ambiente. San Pablo, acogiendo este mismo llamado pudo exclamar: "vivo yo, pero no soy yo; es Cristo quien vive en mí" (Gal 2,20). Que la Palabra de Dios proclamada en esta liturgia haga que nuestra vida sea auténtica permaneciendo existencialmente unidos al Señor, amando no sólo de palabra sino con obras y de verdad (cf. 1 Jn 3,18). Así nuestra vida será realmente "por Cristo, con Él y en Él".
Estamos viviendo el Gran Jubileo del Año 2000. Entre sus objetivos está el de "suscitar en cada fiel un verdadero anhelo de santidad" (Tertio millennio adveniente, 42). Que el ejemplo de estos nuevos Santos, don de la Iglesia en México a la Iglesia universal, mueva a todos los fieles, con todos los medios a su alcance y sobre todo con la ayuda de la gracia de Dios, a buscar con valentía y decisión la santidad.
Que la Virgen de Guadalupe, invocada por los mártires en el momento supremo de su entrega, y a la que San José María de Yermo y Santa María de Jesús Sacramentado Venegas profesaron tan tierna devoción, acompañe con su materna protección los buenos propósitos de quienes honran hoy a los nuevos Santos y ayude a los que siguen sus ejemplos, guíe y proteja también a la Iglesia para que, con su acción evangelizadora y el testimonio cristiano de todos sus hijos, ilumine el camino de la humanidad en el tercer milenio. Amen.
  

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VIRGEN CON CUATRO SANTOS

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Como el océano recibe todas las aguas, así María recibe todas las gracias. Como todos los ríos se precipitan en el mar, así las gracias que tuvieron los ángeles, los patriarcas, los profetas, los apóstoles, los mártires, los confesores y las vírgenes se reunieron en María

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